Los 15 mil millones de pesos para el proyecto y primeras etapas de construcción del aeropuerto de Santa Lucía que se asignaron a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) equivalen a 16 por ciento del presupuesto previsto para la dependencia en 2019, de acuerdo con información del paquete económico enviado por el jefe del Ejecutivo al Congreso el sábado pasado.

Sin esa partida el presupuesto de la Sedena resulta menor en 2.9 por ciento respecto de los 81 mil 21 millones 903 mil pesos que tuvo en 2018, es decir, 2 mil 352 millones 716 mil menos, según cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

En el proyecto de presupuesto 2019 se establece que la Sedena recibirá 93 mil 670 millones 187 mil pesos. El monto implica un aumento anual de 15.61 por ciento o 12 mil 648 millones 283 mil pesos. Esa cantidad ni siquiera alcanza para la terminal aérea de Santa Lucía.

El lunes pasado el titular de la SHCP, Carlos Urzúa, explicó a los diputados federales que los recursos programados para obras de infraestructura, como el mismo aeropuerto y el Tren Maya, no están en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), sino en otras dependencias.

Admitió que el incremento al presupuesto de la Sedena no se debía a la Guardia Nacional, sino al aeropuerto de Santa Lucía. Esos fondos, dijo, están en la secretaría, porque se va a encargar de parte del proyecto y de las primeras etapas de edificación... Va a ser construido por militares, que por lo demás son buenísmos.

A su vez, el presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo ayer que Santa Lucía contará con tres pistas. Esa posibilidad ya había sido contemplada y objetada en el estudio que realizó la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, sobre el aeropuerto de Texcoco, recordó Heriberto Salazar Eguiluz, presidente del Colegio del Pilotos.

Tres pistas dobles de vuelos, para segregar despegues de las aproximaciones, que tengan la separación suficiente para que las aproximaciones puedan realizarse de manera independiente y que, además, disponga del espacio que se necesita para el tratamiento de pasajeros y aeronaves en tierra, va a requerir una superficie como la que dispone Texcoco, puntualiza la OACI en el análisis mencionado sobre los espacios disponibles y necesarios para Santa Lucía como terminal aérea complementaria al Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM).

Si dos pistas no caben en la base aérea de Santa Lucía y ya se preveía que tendrían que adquirir más terrenos, con más razón con tres pistas paralelas tendrán que hacerlo, como ocurrió en Texcoco, señaló Salazar Eguiluz.

Ponderó que los estudios y el proyecto se requieren cuanto antes, y consideró que no importa tanto si la construcción de las pistas en Santa Lucía corre a cargo de ingenieros civiles o militares.

Para Santa Lucía se requiere además una inversión especial para tecnología que permita el aterrizaje, dado que es una zona que llegan a tener niebla 100 días al año y eso provoca baja visibilidad, problema similar al del aeropuerto de Toluca.

Se requieren aproximaciones de precisión categorías dos y tres, referidas a los aterrizajes con baja visibilidad. Las autoridades tienen que demostrar que puede efectuarse en Santa Lucía. En Ciudad de México tenemos aproximaciones e instrumentos categoría uno, lo cual significa que se tiene un mínimo de visibilidad y de techo de nubes, pero cuando hay niebla se requieren aparatos más sensibles en el aeropuerto y también de las aerolíneas para los aviones, con el propósito de garantizar un aterrizaje más seguro, explicó.