n redes sociales los universitarios se refieren a ellos como Los 11 Fantásticos. Son los 11 miembros de la junta de gobierno de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) que eligen al rector en una comunidad de casi 70 mil miembros, entre alumnos, maestros y personal administrativo en los campus del estado.

Ocho miembros de ese grupo de 11 votaron en favor del director de la Facultad de Derecho campus Mexicali, Daniel Octavio Valdez Delgadillo, para que sea el próximo rector por un periodo de cuatro años (2019-2023). Tomará posesión el 27 de enero. Veintiún aspirantes al cargo se inscribieron en la convocatoria lanzada por la junta, dos de ellos registrados por orden de un juez, de quien recibieron un amparo para poder participar.

Daniel Solorio y Jesús Francisco Galaz Fontes son dos catedráticos jubilados de la UABC que recurrieron a un juez para que les permitieran participar en la contienda porque, según la convocatoria, sólo podían competir miembros activos de la comunidad. Los dos han tenido una historia intensa en la máxima casa de estudios de Baja California, pero lo más importante de la última contienda es que ellos llamaron a la comunidad universitaria a reflexionar sobre el mecanismo de elección de rector y a repensar el modelo de universidad que se quiere.

Daniel Solorio, maestro de la Facultad de Derecho que se jubiló a principios de este año, luego de un largo litigio con la universidad porque lo despidió injustificadamente hace cinco años en medio de una disputa política interna, planteó a la junta de gobierno una pregunta que nunca obtuvo respuesta: ¿qué tipo de rector quieren? ¿Uno para la continuidad o uno para el cambio?

Francisco Galaz y Daniel Solorio hicieron llamados públicos al debate y del grupo de los 11 nadie les respondió. Es cierto que la UABC es una universidad con finanzas sanas, que no tiene problema para pagar a sus jubilados y pensionados, que cobra 4 mil pesos por semestre (en promedio) a sus alumnos sin contratiempos… Sin embargo, es de llamar la atención esa unanimidad, esa falta de conciencia crítica y de debate, en una universidad, en un centro creador de conocimiento.