Doblete de Edson Álvarez
El equipo de Herrera propuso el partido; los celestes, sin reacción
Lunes 17 de diciembre de 2018, p. 2
Este invierno no fue épico para Cruz Azul; de nuevo perdió una final. El entusiasmo y la confianza de que conjurarían los miedos y demonios se esfumó en el aire frío de diciembre. El amuleto no sirvió, perdieron otra vez ante América –como en mayo de 2013–, ahora por 2-0, con tantos de Edson Álvarez, inspirado y eficaz, para que su equipo mantenga la hegemonía en el estadio Azteca, sume su título de liga número 13 y se convierta en el más ganador. Otra vez, un número aciago.
Hay partidos que nacen con memoria. Esta final estuvo precedida de momentos épicos y dolorosos. La Máquina, porque hace más de dos décadas que ganó el título de liga, en invierno de 1997. Las imágenes evocaban a un Carlos Hermosillo sangrante y disparando para gloria celeste. América traía a cuento la final de 2013, en la que el portero Moisés Muñoz metió un gol de palomita para obligar el tiempo extra que terminó en penales en favor de los de Coapa. Demasiados recuerdos y demonios.
La presión se sentía, flotaba la atmósfera densa por la responsabilidad repartida en ambos extremos. La Máquina concentrada en sacar lo mejor que tuvo durante el torneo: una defensa eficiente y atenta. Enfrente, una ofensiva azulcrema que salió también a demostrar que fue la que mayor cuota de goles tuvo en el torneo, tan sólo 12 tantos en la liguilla. Pero el duelo de estrategias canceló toda posibilidad de anotaciones en el primer tiempo.
El América, sin su mejor repertorio. Ni Roger Martínez ni Mateus Uribe podían alinear por las lesiones que sufrieron en el duelo de ida. Miguel Herrera fue obligado a considerar variantes. Pero sin goles, las estrategias suelen ser áridas.
Los de Coapa tomaron la iniciativa ofensiva. Pedro Caixinha gritaba un poco incómodo, le reclamaba a sus celestes que fueran más creativos, que no se quedaran a esperar. En una de las escasas llegadas, Martín Cauteruccio pateó una pelota que se estrelló en la espalda de un rival caído. El árbitro no le dispensó la actitud desesperada y le sacó una tarjeta amarilla.
América dependía de las evoluciones de un muchachito de 18 años, Diego Lainez, desdoblado en volante y atacante, con toda la cancha como terreno propio.
También La Máquina intentó por los costados, ante una defensa americanista que se recomponía en segundos. Iván Marcone corrió por la derecha y oteó el área, buscaba a Milton Caraglio, quien se acercaba saboreando la pelota, pero Agustín Marchesín leyó muy bien la jugada y se anticipó impecable.
Mientras transcurría el tiempo y los goles no llegaban, la ansiedad tomó posesión de los jugadores de ambos equipos. Emanuel Aguilera sintió escalofríos cuando vio que Cauteruccio se le iba, titubeó apenas un instante y eligió la falta ante el peligro que eso podía significar. La decisión le costó una amarilla.
El descanso fue más una pausa para mirar el pizarrón que para reponer la fuerza en las piernas. El regreso anticipó un duelo todavía más cerrado y sin concesiones.
El primer disparo del América llegó hasta el minuto 50: Lainez gambeteó, pero le salió desviado. En la jugada inmediata, Jesús Corona se precipitó y entregó el balón a Marcone, Oribe Peralta se lo robó y Álvarez entró en la media luna para herir de muerte a La Máquina con el primer gol.
El estadio parecía estallar de júbilo y rabia, según la perspectiva. Todo se estremeció, llovieron vasos y líquidos, pero la espera tuvo un premio para los seguidores de las Águilas. En el área técnica también hubo una fiesta y Herrera celebró a su estilo. Caixinha, en cambio, estaba hecho una furia y lanzaba gritos de desesperación.
Poco después, Renato Ibarra tuvo un par de ocasiones peligrosas, pero Corona logró tapar de manera espectacular, porque la pelota se veía que enfilaba hacia adentro. También Henry Martín la tuvo para matar, pero Pablo Aguilar lo controló con frialdad.
Los cementeros parecían que no estaban preparados para jugar con un escenario parecido, donde otra vez los miedos y traumas saldrían a flote. Nada conseguía sacarlos de ese estado. Ni la oportunidad, incluso, de Elías Hernández, quien se quedó a nada del empate.
Los aficionados celestes empezaban a morder lo que tenían a la mano, algún papel, un plástico, las uñas, otra vez, con esa histórica vocación de kamikazes, siempre viviendo al límite.
En los últimos minutos, un tiro libre para Cruz Azul revivió el suspenso, pero el disparo se fue por arriba. Los celestes empezaron a perder la cordura. Gerardo Flores desde la banca metió una patada a un rival y fue expulsado sin entrar a la cancha a jugar.
Casi de inmediato, Cecilio Domínguez buscó su oportunidad, pero Corona rechazó la pelota, que quedó para Álvarez, quien consumó una noche perfecta para él, para su equipo y consiguió el segundo, y definitivo.
Se acabó. La Máquina y sus seguidores seguirán como blanco de la crueldad deportiva, de memes y ocurrencias. No fue su invierno.
El Azteca es amarillo
Con efusión, Paul Aguilar dejó claro: Finiquitamos todo lo que nos esforzamos en la temporada
y aseveró que el estadio Azteca es del América y siempre lo será
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El arquero Marchesín expresó: Trabajamos muy duro, pese a que fuimos criticados, hoy somos campeones con el equipo más grande, le dije a Miguel Herrera que íbamos a ganar y lo logramos
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Diego Lainez dijo que disfrutará el título y espera muy pronto cumplir otro sueño como éste
, en relación con su posible transferencia a Europa.
Guido Rodríguez aseguró que las Águilas nos merecíamos el título y lo demostramos en la cancha
, y destacó que es hermoso ser campeón en este estadio
.
Herrera celebró la entrega de sus jugadores: Nos encontramos a un digno rival, no fue baño de humildad para ellos. Ahora somos el máximo ganador del futbol mexicano y seguiremos ganando más títulos
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Abrazó a Santiago Baños, director deportivo de las Águilas, y aseveró que este cabrón me ha ayudado, hemos estado juntos 17 años. La victoria es hermanita (de la que se consiguió en 2013)
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El presidente Andrés Manuel López Obrador publicó en su cuenta de Twitter: Felicitaciones al América; ánimo al Cruz Azul. El que persevera alcanza
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Cientos de personas con banderines y playeras del América festejaron anoche en el Ángel de la Independencia.