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Michoacán Puertas abiertas al huerto
Guillermo Calderón Gómez [email protected] Es más común ver una máquina expendedora de sodas que un huerto Desde las montañas de Michoacán, comenzaré por hacer una reseña de los frutos que nos ha dado el huerto ecológico de la Universidad de Morelia (udem). En este momento tenemos un taller de huertos urbanos y sustentabilidad, que forma parte de la materia de Vinculación de la udem. Lo impartimos ya en un ciclo y vamos a la mitad del segundo cuatrimestre con la participación de 42 estudiantes del primer, tercer y cuarto cuatrimestre, capacitándolos en dos áreas: el diseño, mantenimiento y operación de huertos ecológicos biointensivos, y el estudio y comprensión de las ciencias del medio ambiente y gestión de la sustentabilidad. Los estudiantes forman parte de las licenciaturas de Medios Interactivos, Psicología, Ingeniería en Videojuegos, Negocios Internacionales, Ciencias de Nutrición y Periodismo. Como resultado de las actividades de seis meses, tenemos 48 horas de taller y 27 kilos de cosecha, cultivados en 5 metros cuadrados de camas para cultivo biointensivos, lo que equivale a un rendimiento de 900 gramos por metro cuadrado al mes, en promedio. Uno de los obstáculos con el que nos topamos muy a menudo los promotores de estos modelos educativos, que utilizan los huertos ecológicos como instrumentos para la educación y como una de las más eficientes herramientas para la pedagogía ambiental, es el desconocimiento de las autoridades escolares, que a menudo cuestionan su pertinencia y se rehúsan a invertir recursos en ellos, y desconocen la importante misión que representa el estudio de la naturaleza para enfrentar los retos que implica la actual crisis socio-ambiental. Los huertos escolares, además de delimitar el lugar donde cultivar alimentos saludables, constituyen laboratorios de ciencias que permiten a los estudiantes y profesores no sólo aprender todo tipo de materias, sino ser testigos de los ciclos que mantienen la vida sobre la tierra en un espacio alterno a las aulas, donde las actividades que se realizan promueven la activación física y coadyuvan a la alfabetización ambiental. La experiencia en la udem Para explicar cómo se hizo realidad este proyecto ambiental en la Universidad de Morelia, es imprescindible contar cómo se fue dando. En diciembre de 2017 conocí a Pedro Chávez, rector de la udem, en el rancho ecológico Descubre, en la zona montañosa de Manzanillo, Colima. Mis amigos del rancho, con quienes colaboré en su diseño y en la construcción del temazcal, me pidieron que ofreciera una ceremonia para un invitado muy especial, Pedro. La experiencia en el temazcal fue intensa y en ella se estableció un gran vínculo de amistad con el rector, quien me invitó a diseñar un proyecto para esa universidad. Estas circunstancias fueron para mí una señal de las energías e ideas innovadoras que rodeaban a Pedro y a la institución. Como en esos días estaba echando a andar el proyecto de la primera escuelita de agricultores urbanos en Colima, comencé una comunicación a distancia con el rector, a fin de diseñar el programa ambiental de la Universidad de Morelia. Pasados algunos meses, me encontré en una crisis financiera y hablé con el rector. Me comentó que en ese momento había obras en la udem y no era posible desarrollar el proyecto del huerto. En enero de 2018, viajó el rector a Colima para invitarme a trabajar en la universidad, haciéndome una oferta que no podía rechazar: manos libres y apoyo total para instalar un huerto educativo, junto con un programa de educación ambiental. Por primera vez en mi vida, una institución de educación me manifestaba su apoyo; esto era una rareza, como comprenderán quienes han tenido el valor para emprender un huerto en una institución educativa. Acepté la oferta, pues hacía años ambicionaba mostrar cómo mejoraría la calidad educativa de una institución formal al poner en marcha un programa oficial de educación para la sustentabilidad, pero las universidades públicas tienen una estructura burocrática impenetrable. Aquí se me ofrecía la oportunidad de establecer un modelo piloto en una universidad pequeña, pero con una perspectiva amplia del mundo. La experiencia ha generado un intercambio de saberes entre la comunidad de la udem. Hasta ahora, este huerto universitario cuenta con tres camas de cultivo biointensivos de 2.5 metros y un pequeño invernadero de 2 x 1 metros. Antes de finalizar 2018, ampliaremos sustancialmente la superficie de cultivo con 15 camas más, producto de la gestión de recursos en colaboración con el Ministerio de Cooperación Económica Alemana bmz, el cual auspicia el proyecto. Asimismo, junto con los estudiantes emprenderemos tres nuevos programas:
Son muchos los retos que la crisis socio-ambiental contemporánea nos plantea, pero estamos convencidos de que nuevos modelos educativos son imprescindibles para enfrentarlos. Las huertas son una herramienta que los educadores de todos los niveles deben tener la oportunidad de probar, para mejorar la calidad de la educación que ofrecemos y brindar nuevas esperanzas e instrumentos para construir un mundo que les permita cuidar de la gente y de la tierra y compartir equitativamente. Huertos y educación consciente para todos.
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