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¿Necesitamos de la enfermedad para llenarnos de vida?, eje de un monólogo
 
Periódico La Jornada
Viernes 7 de diciembre de 2018, p. 7

La vida es corta y hay que disfrutarla es una frase que parece un lugar común. Una enfermedad mortal, no obstante, ‘‘a veces llega para sacudirnos y hacernos vivir más y mejor el poco tiempo que nos queda”, afirma el director de teatro Hugo Arrevillaga Serrano, quien estrenó el monólogo Desde la ribera salvaje, versión libre de algunos ensayos y cuentos de Anatole Broyard (1920-1990), en el naciente Foro Bellescene de la colonia Narvarte.

Broyard, crítico literario en The New York Times, fue diagnosticado con un cáncer muy agresivo. Además de someterse a quimioterapias, comenzó a escribir lo que vivía desde su enfermedad, explica Arrevillaga.

Después de fallecer, su esposa recopiló los textos y los publicó en el libro Intoxicated by my illness (Intoxicado por mi enfermedad), que sustenta el montaje.

La adaptación de Arrevillaga fue pertinente, porque ‘‘mientras leía sus ensayos tenía la sensación de que un amigo muy cercano, que estaba a punto de morir, me contaba muchas cosas que fortalecían mi vida y me hacían revaluar incluso mi existencia. Quise trasladar esa experiencia al teatro porque pensé: si en la literatura es poderosa, en la escena podría ser todavía más potente, al tener a un actor (Enrique Arreola) muy cerca, contándote esta historia, podría ser una experiencia relevante”, explica el director en entrevista con La Jornada.

Hace algunos años, la madre de Arrevillaga murió de cáncer, entonces al leer el texto de Broyard ‘‘podía casi escuchar la voz de mi madre cuando padecía la enfermedad” y ver cómo ‘‘poco a poco perdía fuerzas, la corporalidad que regularmente tenía, hasta deshojarse como una planta”.

Rencuentro con la memoria

Según Arrevillaga hay historias que lo ayudan a rencontrarse ‘‘con mi memoria, con las personas que ya no están. Equivale a un diálogo emprendido con esa persona que amo, que extraño mucho; sin embargo, por desgracia no puedo tener físicamente frente de mí”.

De acuerdo con el director de la compañía Malva, todo lo que Broyard escribió no tenía otra intención que ‘‘despertar, avivar, alentarnos a vivir de una manera más congruente, responsable, lúdica e imaginativa”. Valorar de nuevo las cosas pequeñas de la vida porque el autor, originario de Nueva Orleans, cuando estaba a punto de morir veía a su alrededor y preguntaba: ‘‘por qué no aproveché más esto. Por qué tuvo que llegar una enfermedad para llenarme de vida”.

El escritor decía: ‘‘cuando uno se entera de que tiene una enfermedad terminal, se desprende del tiempo para vivir. Ya no te importa el tiempo, lo que quieres es vivir y vivir y vivir. Es entonces cuando tenemos que pensar en algún punto de nuestras existencias que vamos a pasar mucho más tiempo muertos que vivos. Al final nuestra vida es un fragmento muy pequeño en la historia de la humanidad. Entonces, qué es lo que hacemos con ese pequeño tiempo que constituye nuestra existencia frente a los demás”.

Últimas funciones

Como el teatro tiene una comunicación tan cálida –‘‘para que ocurra tenemos que estar vivos los que lo hacemos y los que vienen a verlo”–, contar la presente historia es al final una conmemoración de la vida. ‘‘Una invitación a celebrar los días que nos quedan, dar un gran valor a cada día de nuestra existencia”.

Enrique Arreola, quien encarna a Broyard, perdió a sus padres hace poco tiempo. También es actor de cine y televisión que perteneció a la Compañía Nacional de Teatro, además de ser amigo entrañable de Arrevillaga.

Desde la ribera salvaje tiene funciones viernes a las 20:30 horas y sábados a las 19:30 horas en el Foro Bellescene (Zempoala 90, colonia Narvarte). La temporada concluirá este sábado.