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El colombiano Chupeta detalla cómo traficó droga con Guzmán Loera hacia EU
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 4 de diciembre de 2018, p. 17

Nueva York. Este espectáculo de sangre, dinero y cocaína inició su cuarta semana en un tribunal federal en Brooklyn, donde uno de los principales surtidores del cártel de Sinaloa se presentó como testigo de la fiscalía en el juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán Loera, ofreciendo datos de uno de los principales actores en el negocio multimillonario de Colombia y México para satisfacer la demanda de drogas ilícitas en Estados Unidos.

Este lunes fue la segunda cita de Juan Carlos Ramírez Abadía –Chupeta–, ex capo máximo del cártel del Norte del Valle de Colombia. Guiado por el interrogatorio de la fiscal Andrea Goldbarg, Ramírez inundó al jurado y al público con innumerables detalles de cuántos miles de kilos envió por diversas rutas y mecanismos en asociación con sus contrapartes en el cártel de Sinaloa, incluyendo a El Chapo.

El jueves pasado, en su primer día en el banquillo, Chupeta calculó que exportó 400 toneladas de cocaína a Estados Unidos vía México. Primero las entregas eran por aire, y hubo tantos vuelos que un socio mexicano advirtió que los gabachos están diciendo que con tanto avión que llegaba parecía que estaban invadiendo a México.

Ante temores de que los estadunidenses empezaran a presionar a los narcos mexicanos, Chupeta dijo que propuso el método marítimo, donde barcos pesqueros colombianos llegaban a una franja entre 150 y 300 millas de la costa para evitar sospecha, y lanchas de sus socios mexicanos trasladaban la droga a la costa –de diversos puntos entre Guerrero y Sinaloa– y de ahí a la frontera antes de ingresarla a Estados Unidos.

El trato era de que 60 por ciento de la mercancía era para los colombianos, y 40 para los mexicanos, algo que por la eficacia de El Chapo, después subió a 45 por ciento para los de Sinaloa. Decenas de miles de kilos de cocaína fluyeron, y decenas de millones de dólares regresaban.

Pero Ramírez contó algunos incidentes desafortunados para su negocio. Una vez mandó una nave con 20 toneladas de cocaína a las costas de México, donde un pesquero mexicano enviado por Amado Carrillo Fuentes fue a buscarlo para trasladar el cargamento en altamar. “El capitán del barco se metió cocaína y empezó alucinar y ver fantasmas por todas partes… a la Guardia Costera de Estados Unidos y hundió el barco con mis 20 mil kilos de cocaína”, relató Chupeta.

En otro caso, un barco con 14 toneladas de cocaína desapareció con toda su tripulación y 42 millones de dólares de mercancía (la cocaína en su lugar de origen es de unos 3 mil dólares/kilo, explicó).

Refirió que en una ocasión tres de sus naves fueron interceptadas, algo que calificó de tragedia para un narcotraficante, ya que se perdieron más de 22 mil kilos de droga.

No faltaron las referencias a la corrupción. Desde Colombia, origen de los cargamentos, hasta México, donde costas, pistas de aterrizaje y traslado de fletes eran obviamente facilitados por políticos y policías. Contó cómo fue invitado a ver a Juan Esparragoza, El Azul, en un reclusorio en Ciudad de México, y quien lo llevó fue un comandante de la Policía Federal: se abrieron las rejas, nadie revisó nada, ingresaron a un pabellón separado donde fueron recibidos y les ofrecieron whisky, mariguana y alimentos de lujo. Indicó que él mismo, en Colombia, donde fue encarcelado en 1996, tuve control completo de la prisión, y desde ahí manejaba su negocio.

El testigo captó la atención por lo que describía y por su físico. Cuando fue capturado en Brasil en 2007, adonde se practicó cirugías para alterar su cara por completo, al parecer no concluyó los tratamientos y ahora está desfigurado y padece una enfermedad aún misteriosa, pues estaba abrigado y con guantes dentro del tribunal. Ese año fue extraditado a este país, donde ahora es testigo cooperante del gobierno.