Cauda de obras irregulares
El desborde de desarrollos colapsó las redes de drenaje, agua potable y gas natural
Demarcaciones que antes no sufrían escasez de líquido hoy deben surtirlo con pipas
Zonas fabriles fueron pasto fácil de megaproyectos; grietas y socavones, resultado
Martes 4 de diciembre de 2018, p. 32
El auge inmobiliario en la Ciudad de México –que este año implicará la construcción de 42 mil 333 nuevas viviendas– ha dejado tras de sí no sólo una estela de obras irregulares, sino también el colapso de la red de drenaje, hundimientos, socavones, congestión vial y escasez de servicios.
La oleada de desarrollos condominales, torres de oficinas y centros comerciales –que se desbordó durante este sexenio– impactó de manera fundamental el abasto de agua potable en la capital.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el suministro del líquido disminuyó 9.8 puntos porcentuales en tan sólo cuatro años –de 2013 a 2017–, al pasar de 64.5 a 54.7 por ciento, nivel que se ubica por debajo de la media nacional de 60.5 por ciento.
Y con ello, el porcentaje de capitalinos que reportaron falta de agua aumentó 13.5 por ciento, al pasar de 37.3 puntos en 2011 a 50.8 por ciento el año pasado, lo que disparó el abasto mediante pipas, según los registros de los Centros de Servicio y Atención Ciudadana (Cesac).
Demarcaciones que hace seis años no tenían problemas de escasez del líquido, entre ellas Coyoacán, Cuauhtémoc, Benito Juárez, Iztacalco y Azcapotzalco, hoy se ubican entre las principales demandantes de carros-tanque para abastecerse de agua potable.
El año pasado, de acuerdo con el Cesac, en Coyoacán se solicitaron 6 mil 134 viajes de pipas, en Iztacalco, 3 mil 432; Azcapotzalco, 2 mil 907, y Benito Juárez, 2 mil 46 peticiones.
Armando Quintero Martínez, alcalde de Iztacalco, aseguró que hace seis años no había en esta demarcación un sólo edificio de 10 pisos. En la actualidad, las fábricas y bodegas ubicadas en la zona industrial de las colonias Agrícola Oriental, Pantitlán y Granjas México fueron convertidas en enormes conjuntos habitacionales, lo que ha traído como consecuencia la falta de agua, a grado tal que el año pasado se destinaron 25 millones de pesos para el reparto de agua en pipas, cuando antes no se tenía ese problema.
En Granjas México, una fundidora de hierro y sus bodegas está en proceso de convertirse en una plaza comercial, con tres torres de 15 niveles, que albergarán oficinas y un hotel, cuya construcción provocó un socavón y el cierre de una secundaria ubicada en el predio contiguo, sobre la calle Añil, por las grietas ocasionadas.
A unos pasos, sobre la calle Avena, en el predio donde se ubicaba una planta de lavado, están por terminarse tres torres; en Centeno y Troncoso, en lo que antes era un laboratorio de productos médicos, se concluyó otro edificio de 19 niveles, con 396 viviendas, y sobre Plutarco Elías Calles número 22, que antes era una radiodifusora, se inició la construcción de tres torres de 22 pisos para 840 departamentos.
Gerardo Quintero, vecino de la calle Añil, precisó que en un polígono de siete calles se tienen identificados 20 desarrollos inmobiliarios, entre Viaducto y Plutarco Elías Calles, lo que ha provocado la saturación de las vialidades y una menor presión en la red hidráulica. Y no sólo eso, el agua es de color café. Eso antes sólo oíamos que ocurría en Iztapalapa
, expresó.
En Azcapotzalco, entorno caótico
Una situación similar se vive en Azcapotzalco, donde la anterior administración, a cargo de Pablo Moctezuma Barragán, denunció desde el inicio de su gestión hasta el final de ella la escasez de agua, que afecta a 250 mil personas de 73 de las 111 colonias en la demarcación, ante la proliferación de megaproyectos y la falta de renovación de la red hidráulica.
En las colonias Del Gas, Ampliación del Gas y Liberación, donde se erigieron 39 torres hasta de 25 niveles y antes era una zona industrial, trastocó por completo el entorno urbano.
Ahí, aunado a la falta de agua y los daños a las viviendas contiguas a las nuevas construcciones, los habitantes padecen la destrucción de sus calles, donde los hundimientos y socavones son el pan de cada día.
La oquedad mayor ocurrió en agosto del año pasado sobre la calle 4 de la colonia Ampliación del Gas, entre Sabino y Naranjo, la cual desde entonces se mantiene cerrada al tránsito peatonal y vehicular, pues se han presentado colapsos del terreno, donde se construyen cuatro torres de departamentos de la inmobiliaria Marhnos.
Nos iban a entregar la calle en julio, pero dos días antes se volvió a caer la obra, rompió el drenaje, la red de agua potable y de gas natural; se cayeron postes y árboles, afectó todos los servicios. Arreglaron, pero dejaron los tubos taponados y ahora nos inundamos
, relató Silvia González Chávez, representante vecinal.
En Nuevo Polanco se inundan
Guadalupe Centeno, del comité de vigilancia de Parques Polanco, consideró que el polígono de Las Granadas o Nuevo Polanco es ejemplo de lo que ocurre cuando no existe planeación urbana. El impacto es brutal; se nos juntan todos las problemas, que padecemos los que ya vivían aquí y los que llegamos. No hay abasto suficiente de agua, el drenaje está colapsado, es tortuoso circular por las calles y no hay espacios de recreación
, apuntó.
La mayoría de los edificios cuentan con cisterna y nos vemos obligados a pedir pipas. El agua la pagamos doble porque se deposita en el mismo sitio y de ahí se va a los medidores, o sea, le pagamos a la pipa y al Sistema de Aguas
, refirió.
No hay obras de mitigación de las inmobiliarias ni reforzamiento de la infraestructura por las autoridades, lo que llevó a que el año pasado, durante los torrenciales aguaceros, los sótanos de los nuevos edificios de Las Granadas se inundaran.
Las lluvias nos costaron millones de pesos porque no sólo están ahí los vehículos, sino las entrañas de los edificios, los sistemas hidroneumáticos; son daños que no te cubren los seguros, pero ahí tenemos folio tras folio solicitando el desazolve, que nunca se hizo
, apuntó.
Construcciones y socavones
El impacto del desarrollo inmobiliario en la Ciudad de México también lo ha resentido el subsuelo de la capital. El pavimento de las vías primarias, secundarias, banquetas y calles peatonales presenta severos hundimientos; hubo casos donde la tierra se abrió, deslizó o se hicieron enormes grietas. En todos los reportes vecinales una construcción está de por medio.
En Benito Juárez han aparecido enormes oquedades. En enero de 2017 se formó un socavón en avenida Cuauhtémoc y Eje 8 Sur Popocatépetl, en la colonia General Pedro María Anaya. El orificio, de más de tres metros de diámetro, estaba cerca de varias torres de departamentos en construcción, pero se arguyó que lo originó una fuga de agua.
Ocho meses después, en septiembre, llegó otro reporte vecinal: una oquedad en el cruce de Eje 8 Sur Popocatépetl y San Felipe, en el pueblo de Xoco, saturado de enormes edificios. El hoyo de 1.5 metros de diámetro dañó un vehículo.
Al mes siguiente, sobre la avenida Municipio Libre, a unos cuantos metros de la calzada de Tlalpan, en la colonia Portales, los vecinos denunciaron que la construcción de un proyecto inmobiliario de más de 100 departamentos provocó que se deslizara la tierra. La obra estaba en proceso de excavación y el derrumbe se llevó la banqueta.
Otros casos
En Tlalpan, en agosto de 2017, en la calzada Acoxpa, a la altura de Villa Coapa, se formó una larga grieta de un metro de ancho en el carril de extrema derecha, justo frente donde se construye la plaza comercial Gran Terraza.
En diciembre de 2016, la construcción de la plaza Artz Pedregal por Grupo Sordo Madaleno registró, primero, un deslave que se llevó prácticamente la banqueta del Anillo Periférico, y a cuatro meses de ser inaugurada, un volado de una estructura metálica se vino abajo. La plaza está nuevamente en operación y los vecinos demandan que se realicen los trabajos de mitigación.
En septiembre pasado, un tráiler estacionado sobre la avenida Oceanía, en Venustiano Carranza, cayó en un socavón de 50 metros de largo por seis de ancho. La tierra se abrió debido a los trabajos de excavación que se realizaban para construir la plaza comercial Encuentro Oceanía.
Lejos de detenerse, el auge inmobiliario continúa. De acuerdo con el sexto Informe de Gobierno de la Ciudad de México, hasta el 30 de septiembre la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda había autorizado 84 dictámenes de impactos urbanos, pero se prevé que al final del año la cifra cerrará en 212, lo que implicaría la construcción 42 mil 333 nuevas viviendas.