Buenos momentos de Urdiales en la Plaza México; El Payo salió lastimado de nuevo
Lunes 3 de diciembre de 2018, p. a30
Esto de armar carteles equilibrados y a la vez atractivos se volvió complicado, por no decir imposible, sobre todo después de un cuarto de siglo en que las empresas de la Plaza México y del resto del país incurrieron alegres en repetir a unos cuantos toreros-marca, de importación, claro, con ganado y alternantes cómodos, para hacer como que hacían fiesta de toros, cuando lo que han hecho es disminuir el interés del público.
Son los daños colaterales, como decía el difunto Bush padre respecto de los estragos de la guerra, del taurineo, ese manejo opaco, ventajista e inequitativo del negocio taurino en perjuicio de la fiesta y de su emoción, y de la tauromafia, ese grupúsculo de promotores faltos de sensibilidad taurina, pero sobrados de protagonismo y de complejos, al grado de preferir importar consagrados en vez de fortalecer un mercado taurino interno, en siete de los ocho países donde aún hay.
Ayer, en la cuarta tarde de la temporada y en otro cartel cuadrado que apenas convocó a un cuarto de asistencia en la Monumental de Insurgentes, hicieron el paseíllo el diestro riojano Diego Urdiales (43 años, 20 de alternativa y la friolera de seis corridas toreadas este año), el queretano Octavio García El Payo (29 años, 10 de matador y 21 tardes) y el tlaxcalteca Sergio Flores (27, seis y 30 festejos), ante un encierro de la ganadería de Xajay, muy bien presentado y con la cornamenta que da la edad pero que tras recargar en el puyazo llegó a la muleta con poco o nulo recorrido, acusando varios de ellos genio o mansedumbre defensiva y sosería, a excepción del lote de Flores, quien tuvo oportunidad de salir en hombros pero falló con la espada.
Sigue faltando el sello de la casa en el espectáculo
A su primero, el de Apizaco lo sometió con doblones para luego tirar en templados derechazos. Por el izquierdo el toro gazapeaba o acudía paso a paso y Sergio desistió de obligarlo y volvió a la diestra. Se trató de una faena correcta que no acabó de calar en el tendido, tanto por la escasa transmisión del astado como por lo convencional del trasteo. Con el pasador cierraplaza se repitió la historia: tandas por ambos lados en las que hubo cabeza y celo pero sigue faltando sello, algo que lo distinga del resto. Dejó una entera al segundo viaje y recibió una oreja. Los banderilleros Gustavo Campos y Fernando García hijo fueron llamados al tercio por lucidos pares.
Diego Urdiales, otra de las víctimas del taurineo en España, llegó a la Feria de Otoño en Las Ventas con cuatro corridas toreadas y realizó la mejor faena del año. Ayer, con un deslucido lote tuvo momentos de gran estética pero sin arrebatarse y anduvo fatal con la espada. Por su desafortunada parte, El Payo volvió a ser lastimado, ahora por su primero –fractura de costillas– al cometer el error de querer torearlo por bajo sin haberlo sometido ni fijado. Tuvo la hombrada de salir de la enfermería a estoquear pero ya no regresó con su segundo.