Es mucho desgaste mental. Me siento triste y decepcionada, admite la pesista Carolina Valencia, quien no sabe si la dejarán competir en San Luis Potosí, porque la Federación que representa le siguen poniendo obstáculos como lo ha venido haciendo desde hace 18 años.

La quintanarroense acumula días de zozobra y el estado anímico con el que se preparó para el Torneo Nacional del Pavo, que inicia este sábado, se fue al piso; este martirio sicológico nos cansa más que competir (en la tarima), dice la medallista mundial en la categoría de 48 kilogramos.

El pasado jueves, Carolina y su esposo Bredny Roque, también pesista y cuarto lugar olímpico en Río 2016, acudieron ante la Comisión de Honor y Justicia que instaló la Federación Mexicana de la especialidad por supuestas irregularidades que cometieron al competir en Estados Unidos sin autorización y por declaraciones que hizo la chetumaleña en sus redes sociales.

En el desahogo de pruebas, que duró cuatro horas, ambos presentaron documentos. Carolina ejerció su derecho a la libertad de expresión y afirma que lo único que ha señalado es lo que está pasando en la Federación Mexicana de Levantamiento de pesas dirigida por Rosalío Alvarado en cuanto a los procesos de selección a las competencias internacionales o mundiales, que no los hace públicos.

A la espera de la resolución porque tampoco nos dieron una fecha determinada, los dos se presentarán a sus respectivas competencias. No nos vamos a rajar; nadie puede decirnos si es hoy o el lunes y así nos traen. Nadie sabe nada.

La meta, Panamericanos y los Olímpicos

Quieren echar a perder nuestras carreras. Estamos preparados para lo peor (de una sanción), señala; sin embargo, confía en el apoyo que ha recibido de la Comisión del Deporte de la Cámara de Diputados para que su situación tenga una solución favorable y continuar su preparación rumbo al 2019 con los Juegos Panamericanos de Lima y la justa olímpica en Tokio 2020.