Al no encontrar respuesta a sus demandas por despido injustificado y racismo, el árbitro Adalid Maganda inició ayer una huelga de hambre a las puertas de la Federación Mexicana de Futbol, en Toluca, en compañía solidaria Wilner Metelus, presidente del Comité Ciudadano en Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos,

Iniciamos y la vamos a terminar hasta que alguien de la federación nos atienda; no importan los días y si llegamos a morir en el intento. Debemos luchar por nuestras convicciones, porque nadie nos ha regalado nada, dijo Maganda, quien se apostó a las puertas del organismo, adonde decidió quedarse hasta ser recibido, tras una tercera reunión sin resolución a su demanda en el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, por la mañana, a la que no se presentó Arturo Brizio, titular de la Comisión de Árbitros, como tampoco lo hizo cuando fue convocado al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), tras el despido del silbante acapulqueño, hace ocho meses.

Maganda, acompañado en el Tribunal por ex árbitros y de sus alumnos de deporte del estado de Guerrero, acusó cuestiones racistas en su despido como árbitro de la Liga Mx. Dijo que al ser notificado de su cese, tanto Brizio como el asesor Jorge Gass, lo llamaron pinche negro y negro de mierda.

Esto es algo social, ya me amenazaron que si no cierro la boca me van a desaparecer, dijo en alusión al incidente que enfrentó hace mes y medio con judiciales en Ecatepec. Sé que está en riesgo mi vida, pero no importa morir por una causa justa, expresó.

Carlos González, uno de los ex árbitros, reveló el acuerdo que le ha ofrecido la FMF a Maganda, mediante abogados, es que se incorpore a la Segunda División, pero el silbante requiere ser restituido en la Liga Mx, además de que está fuera de edad para desempeñarse en la Segunda.