Asunción. La Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) determinó ayer que la final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors se juegue fuera de Argentina tras los graves incidentes de violencia del pasado fin de semana antes del partido de vuelta.

El duelo entre los acérrimos rivales argentinos se disputaría entre el 8 y 9 de diciembre en una sede aún por definir, pero está sujeto a un fallo de la comisión disciplinaria de la entidad rectora del futbol sudamericano.

“El partido se jugará –si se juega porque está sujeto a fallo disciplinario– fuera del territorio argentino”, declaró Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, a periodistas. No están dadas las condiciones para que se juegue en Argentina, agregó.

El directivo habló tras un encuentro realizado ayer con los presidentes de Boca y River en la sede de la Conmebol, situada en las afueras de Asunción.

Asimismo, el organismo anunció que abrió un expediente disciplinario contra River por el ataque que sufrieron los jugadores de Boca el sábado a su llegada al estadio de su oponente.

El autobús que trasladaba al plantel de Boca fue atacado con piedras y otros proyectiles por un grupo de hinchas de River, a pocas cuadras del estadio Monumental de Buenos Aires. El capitán y volante boquense Pablo Pérez terminó en el hospital tras sufrir cortes en los brazos y una lesión ocular. Otros tres jugadores sufrieron heridas cortantes o fueron afectados por el uso de gas lacrimógeno.

Tras dichos actos de violencia, Boca pidió la descalificación de River y que se le proclame campeón de la Copa Libertadores.

No aceptamos jugar ningún partido hasta que el tribunal se expida y no estamos de acuerdo con que se hayan establecido fechas porque no tenemos cabeza para jugar una final, afirmó Daniel Angelici, presidente de Boca, tras la reunión.

Si no estamos de acuerdo con el fallo del tribunal, apelaremos y si hubiese necesidad, recurriremos al TAS, pero adentro de Conmebol existen antecedentes para que el fallo de la unidad disciplinaria nos favorezca, añadió.

El antecedente al que apunta el titular de Boca fue el ocurrido en 2015, cuando el tribunal disciplinario de la Conmebol descalificó a ese equipo por los incidentes ocurridos en su estadio, La Bombonera, en un cruce de octavos de final de la Libertadores. Jugadores de River fueron rociados por gas pimienta que arrojaron hinchas locales cuando salían al campo de juego, Boca fue descalificado y los riverplatenses se coronaron campeones.

Este partido hay que jugarlo, River no es culpable de lo que pasó. No hay culpa, falló el sistema de seguridad, dijo a su vez Rodolfo D’Onofrio, el presidente de River, a la estación de radio La Red de Bue-nos Aires horas después del cónclave.

D’Onofrio no dio por cerrado el asunto e incluso involucró al mandatario Mauricio Macri. Un allegado al Presidente me informó sobre su interés de que el domingo se juegue el partido. Es más, quiere que se dispute en cancha de River y que va a existir toda la seguridad para que eso sea posible. No obstante, fue imposible corroborar la veracidad de esta afirmación con la oficina de la presidencia.

Luego de la agresión al autobús, la Conmebol decidió aplazar el juego al domingo. Pero terminó postergándolo al citar desigualdad deportiva por las heridas sufridas por los jugadores boquenses.

Se ha mencionado que estadios en Paraguay, Brasil e Italia podrían albergar el partido de vuelta.

Boca y River empataron 2-2 en el choque de ida disputado hace dos semanas, y que se postergó un día a causa de un temporal de lluvia que afectó el campo de La Bombonera.

En su comunicado oficial, Conmebol señaló que se hará cargo de los gastos de viaje, hospedaje, alimentación y traslado de hasta 40 personas por delegación y establecerá las coordinaciones de seguridad con las autoridades correspondientes.