n octubre comenzó la temporada de influenza estacional 2018-2019. Estamos en el inicio, pero en las seis semanas que han transcurrido (al 15 de noviembre) tenemos ya el número más elevado de casos (491) y de fallecimientos (28) para el mismo periodo desde 2010. Hay que recordar que estas cifras –las cuales hace públicas la Secretaría de Salud semanalmente– se refieren a los eventos confirmados mediante pruebas de laboratorio, por lo que no revelan el número real de enfermos y de fallecimientos, aunque sí son una buena muestra que permite entender el comportamiento de la enfermedad y hace posibles las comparaciones con otros periodos registrados de la misma forma. En síntesis, la actual temporada arranca con mucha fuerza, y de mantenerse la actual tendencia, no augura nada bueno para la salud de los mexicanos.
Una imagen similar a la que vemos hoy en nuestro país es la que reportan las autoridades canadienses, pues hasta el 17 de noviembre la cifra de casos confirmados de influenza superaba con mucho a las observadas en esa nación desde ocho años atrás. Aunque esta no parece ser la regla general en Norteamérica, pues de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (al 10 de noviembre), hay en esa nación un nivel mucho menor de casos confirmados que en la temporada previa. Dicho en otras palabras, no hay un comportamiento homogéneo en el arranque de la temporada de influenza en América del Norte. Pero donde sí hay un dato uniforme es sobre el agente causante de la enfermedad en la región.
En las tres naciones citadas predominan los virus de tipo A, en particular el A/H1N1. En México, esta variedad es actualmente causante de 77 por ciento de casos positivos, en Canadá de 91 por ciento y en Estados Unidos de 90.5 por ciento. Como es sabido, este subtipo es el que presenta la mayor letalidad y es responsable de 82 por ciento de las muertes ocurridas en nuestro país en el inicio de la presente temporada.
La influenza en México reviste un particular interés médico y científico, pues además de que la primera pandemia del siglo XXI (causada por el virus A/H1N1) tuvo su origen aparente en nuestro país, tiene aquí un comportamiento sui géneris. Además de la característica típica de la enfermedad con ciclos anuales (estacionales), en nuestro territorio el A/H1N1 ha tenido un comportamiento particular, pues desde 2009 y hasta la temporada 2016-2017 se presenta con mayor intensidad en lo que parece ser un ciclo bianual. Este es un fenómeno raro que se ha estudiado muy poco, aunque este año Alice Chiu y sus colaboradores en la Universidad Politécnica en Hong Kong, China, han observado en su territorio patrones bianuales más o menos alternados entre A/H3N2 y A/H1N1.
A la fecha no hay una explicación satisfactoria para esta pauta bianual, aunque Chiu y sus colegas adelantan algunas posibilidades, entre ellas la competencia entre subtipos virales (en este caso entre A/H3N2 y A/H1N1), una inmunidad cruzada parcial (cuando una reacción de defensa provocada por un agente actúa contra otro que es distinto pero en algunos aspectos similar) o la continua evolución viral.
Como quiera que sea, en México asoma un hecho extraño, pues, de acuerdo con el patrón descrito, se esperaría que la participación del A/H1N1 en el actual periodo 2018-2019 fuera menor respecto de otros subtipos. Pero la frecuencia bianual se rompió desde la temporada anterior, abriendo camino únicamente al A/H1N1 como subtipo dominante. Aunque las primeras seis semanas no son suficientes para definir a toda la temporada de influenza estacional, estamos quizás ante la confirmación de la desaparición del ciclo bianual, lo que exigirá un esfuerzo adicional a la investigación científica para ofrecer explicaciones satisfactorias.
Así, ingresamos en México a una temporada de influenza que por los datos iniciales anticipa importantes riesgos, especialmente para algunos sectores de población considerados más vulnerables de acuerdo con la experiencia de años anteriores: niños menores de un año, adultos jóvenes con alguna enfermedad asociada (comorbilidad), como obesidad, diabetes, cardiopatías, cáncer, insuficiencia renal o asma, así como las embarazadas, el personal médico y la población mayor de 60 años.
La influenza es una patología infecciosa que en la mayoría de las personas cede espontáneamente después de varios días, pero en los grupos vulnerables ya citados pueden producirse complicaciones que tienden a conducir a estados graves e incluso a la muerte. En el inicio de la actual temporada la palabra clave es la prevención, por lo que es muy importante que las personas que aún no lo han hecho acudan a los centros de salud a vacunarse. O, si se está enfermo, evitar los lugares concurridos y acudir a los servicios médicos para recibir tratamiento. Los virus circulantes, incluido el A/H1N1, son susceptibles al zanamivir y al osetlamivir, que ya está en el mercado a bajo precio como genérico.