Los ángeles visten de blanco
na conspiración de silencio. En Los ángeles visten de blanco (2017), segundo largometraje de la realizadora china Vivian Qu (Trap Street, 2013), un enigmático thriller centrado en el abuso sexual y la proliferación de las conductas corruptas en China, las apariencias son a menudo engañosas, las pesquisas policiacas parecen dirigirse a un callejón sin salida y los acomodos con la justicia garantizan la legitimación e impunidad del crimen. En una población costera, abierta al turismo, dos estudiantes adolescentes, casi púberes, pasan la noche en un motel en compañía de un hombre maduro. Mia (Wen Quin), la recepcionista suspicaz graba en su celular imágenes de la pantalla de circuito cerrado que muestran la manera en que el individuo forcejea con las chicas para ingresar al cuarto que les ha rentado. Cuando días después en su escuela una de ellas revela huellas de un maltrato físico, comienza a destaparse la cloaca de lo sucedido, aunque siempre de modo muy ambiguo, con reticencias y silencios de todas partes, como si la revelación del delito, la identificación y castigo del culpable y la demanda misma de los padres agraviados tuvieran que ser acallados o negociados, por miedo a que la reparación de la justicia pueda acarrear males todavía mayores.
La realizadora toma distancias muy claras con las convenciones del género policiaco. Lo suyo es una exploración muy lúcida de la complejidad de los dilemas morales que asaltan a sus personajes. Se consideran, por un lado, los inconvenientes que acarrea el esclarecimiento de la verdad, por dolorosa que sea, cuando las precariedades de la existencia diaria orillan a la resignación y al silencio. Por el otro, existe el justo reclamo del castigo en un tejido social civilizado. En una sociedad china que la directora muestra crecientemente carcomida por la corrupción (como antes, de modo memorable, su connacional Jia Zhangke en Un toque de pecado, 2014), los individuos requieren, para sobrevivir física o anímicamente, de estrategias personales de simulación o de negociaciones oscuras. La honestidad y la inocencia parecen ser aquí bienes morales inalcanzables. En el filme muy noir que propone la cineasta Vivian Qu, sus ángeles bien pueden vestir de blanco, pero los lastres son enormes para que algún día puedan retomar el vuelo.
Se exhibe en la sala 2 de la Cineteca Nacional a las 15 y 20 horas.
Twitter: Carlos.Bonfil1