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¿La Fiesta en Paz?

En la Plaza México, más carteles cuadrados // Arturo Gilio debuta como ganadero // El próximo martes, importante manifestación

C

uando a la nueva empresa de la Plaza México la rebautizamos como La Clonada o clon de la anterior o mera copia de los criterios de su antecesora, fue tras observar las nefastas similitudes entre ambas, empeñadas no sólo en un estancamiento de la fiesta de los toros con relación a otros espectáculos, sino en su firme propósito de seguir sacando a la gente de la plaza al ofrecer carteles de acuerdo a los intereses de la tauromafia nacional e internacional, del coloniaje taurino con relación a España y de espaldas a la tradición, a la fiesta y al público mexicanos. Algunos ejemplos:

El domingo pasado regresó al embudo de Insurgentes el diestro francés Sebastián Castella, sobrado de oficio y de comodidades, consentido de la empresa anterior y de esta, para lidiar un encierro de La Estancia, una de sus ganaderías favoritas. El deslucido comportamiento de las reses lo animó a obsequiar un toro nobilísimo de Julián Hamdan, con el que cualquier torero con más hambre y expresión habría cortado el rabo. Castella, luego de voltear-implorar al palco de la autoridad otra premiación, consiguió una benévola oreja.

¿Cuántos buenos toreros españoles han sido marginados por la Plaza México en el último cuarto de siglo gracias al vicio de seguir importando a los de siempre? ¿Cuántos buenos toreros mexicanos, sobrados de cualidades y afición, siguen a la espera de una mezquina oportunidad porque La Clonada no sale del fallido esquema de hace un cuarto de siglo? Carteles redondos con dos o tres toreros-marca y similar atractivo, ante toros de la ilusión, desde luego; y carteles cuadrados, con dos o tres diestros del mismo nivel y relativo interés, con reses que rehúyen las figuras. El resultado es que la fiesta se debilita por falta de bravura y emoción, de competencia y pasión y de oportuno relevo generacional, mientras el público se pierde de toreros con celo, sello y capacidad de reflejarlo y enorgullecerlo. Así no se puede y además es imposible, como dijo El Guerra.

El cartel cuadrado de este domingo en la Plaza México lo integran el rejoneador español Andy Cartagena, con dos de Reyes Huerta, luego de que la temporada pasada indultara un toro del mismo hierro, y los diestros de Aguascalientes Arturo Macías y Leo Valadez, como si Macías no fuera uno de los triunfadores más consistentes de esta plaza en los últimos años, pero la tauromafia no se anda con cuentos y prefiere evitar que sus ases alternen con toreros tan incómodos como El Cejas. Por lo que toca a Valadez, no se puede creer que un joven que en 2017 triunfó como novillero en los principales cosos españoles, regrese a su país y este año apenas haya toreado nueve tardes. En cualquier caso, ni Macías ni su paisano merecen este trato, así alternen con un vistoso caballista. Otra de las sorpresas de La Clonada es que hoy debuta como criador de bravo Arturo Gilio, matador en retiro, empresario y ahora ganadero. Esperemos que tenga más éxito en lo segundo, ya que su Coliseo de Torreón y su Acrópolis de Puebla no han visto la suya.

El próximo martes, a las 11 horas, partirá del Monumento a la Revolución una marcha de aficionados y miembros de la Asociación Nacional de Matadores y de la Asociación Nacional de Tradiciones Mexicanas, en defensa de los toros, peleas de gallos y jaripeos, para hacerle llegar al presidente electo documentos que avalan la importancia económica, cultural e identitaria de estas expresiones. A ver si el país ya deja de jugar al posmodernismo versión gringa y el nuevo gobierno se decide a estimular mejor lo nuestro.