Gobernar o perseguir
ndrés Manuel López Obrador (AMLO) advirtió: no habrá persecuciones a presuntos políticos corruptos. Propone un punto final, que se acabe la historia trágica de corrupción e impunidad y comencemos una etapa nueva, hacia delante no habrá perdón para ningún corrupto. Propuso que se consulte al pueblo el próximo 21 de marzo, a través del Instituto Nacional Electoral, si están de acuerdo o no en juzgar a los ex presidentes.
Otra opción sería iniciar procesos de investigación para identificar conductas corruptas. Se presentarían denuncias por cientos de miles de casos. Porque si se persigue a unos corruptos no sería justo dejar impunes a otros. Y si se persigue a todos necesitaríamos estadios para alojarlos. Los presuntos corruptos estarán bien representados por excelentes abogados. Los tribunales son conservadores y garantistas. La corrupción no es, todavía, un delito grave y no podría dárseles ese carácter de modo retroactivo. Grandes recursos humanos, necesarios para gobernar serían empleados en esa tarea. La agitación y la desestabilización política serían enormes.
Para lograr transiciones de terciopelo
diferentes Estados que han pasado de un régimen autoritario o dictatorial a uno democrático han otorgado perdón o amnistía prácticamente en todos los casos. España (1977), Sudáfrica llevó a cabo un formidable proceso de reconciliación (1994-99), Argentina (1986-87) aunque 20 años después los derogó. Otros casos: Colombia, Uruguay, Chile y Brasil. Pasó lo mismo en los estados satélites de la Unión Soviética cuando se desmoronó su imperio. El punto final evitó que crecieran las resistencias y que fuera posible un proceso fluido hacia un nuevo régimen democrático.
Un ejemplo patético de tomar distinta vía: Javier Corral, gobernador de Chihuahua. Desde el arranque de su gobierno se dedicó a perseguir a los corruptos empezando por su antecesor, César Duarte. Esto lo llevó a un enfrentamiento con el poder federal. La acción de Corral es legítima. Yo creo que es uno de los pocos panistas que tiene alma en el cuerpo. Pero su balance es negativo, no ha encarcelado a Duarte. La violencia en el estado ha crecido 89.9 por ciento (México Evalúa, agosto de 2018). Y la entidad no ha podido crecer según lo esperado. Es obvio: o persigues o gobiernas. Colaboró Meredith González.
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