La decana de la crítica teatral es un referente del periodismo cultural, define Lidia Camacho, titular del INBA
Viernes 23 de noviembre de 2018, p. 5
La crítica teatral que Olga Harmony desarrolló a lo largo de su vida la convirtió en la decana de ese género periodístico, oficio que ejerció con honestidad. Fue el terror de muchos que temían pero al mismo tiempo agradecían su presencia en las puestas en escena tanto de directores y dramaturgos consagrados como de los que se iniciaban en el arte escénico.
Así la recuerdan los que la conocieron, personas ligadas al teatro y la comunidad cultural del país que se reunieron la noche del miércoles en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes para rendir homenaje a Harmony, quien falleció el pasado 11 de noviembre.
Entre el público, su hija Lucila escuchó los mensajes de la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Lidia Camacho, el coordinador nacional de Teatro de esa dependencia, Alberto Lomnitz, y el director artístico de la Compañía Nacional de Teatro, Enrique Singer, además de los dramaturgos y directores teatrales Ángel Ancona y David Olguín.
Importante legado
Lidia Camacho refrendó el reconocimiento del INBA a Olga Harmony (1928-2018) ‘‘por su importante legado al estímulo y desarrollo de la vida artística en nuestro país. La recordaremos como una mujer de inteligencia aguda, carácter determinado y convicciones irrenunciables, poseedora de una sólida educación universitaria en filosofía, sicología y teatro que sentó precedente y abrió brechas para muchas otras mujeres de su generación y posteriores en cada uno de los ámbitos profesionales que abordó en torno a su mayor pasión: la actividad teatral”.
Harmony, quien fue colaboradora de La Jornada, también era una dramaturga sobresaliente, pues escribió obras como Teresa entre los cuerdos, La ley de Creón, El diosero y El cuento del maestro.
‘‘Su indiscutible talento y la consistencia de su labor analítica le valieron ser considerada la decana de la crítica dramática en nuestro país (que ejerció de forma) metódica, rigurosa y aquilata su valor como referente del periodismo cultural” y su trabajo ‘‘da cuenta de las transformaciones en el teatro de nuestro país por más de medio siglo. Olga fue en las aulas y desde la prensa entusiasta promotora de la actividad teatral y del diálogo creativo enriquecedor. La suya es una crítica motivada por el amor a la disciplina, en un análisis exigente, fundamentado sin filias ni fobias”, añadió la titular del INBA.
David Olguín recordó cuando, al lado de Harmony, trabajó las memorias de la dramaturga. ‘‘Hablaba con entusiasmo de la Facultad de Filosofía y Letras de los años 50, de Mascarones, y la rareza que era que una mujer asistiera a la universidad; me hablaba de toda su generación. Olga fue una mujer muy libre que ejerció la inteligencia y que rápido encontró, como muchos, un lugar donde expresar finalmente el poder de la imaginación”.
El director Mario Espinosa destacó que la labor de Harmony la llevó a ser ‘‘un referente de la crítica del teatro de la segunda mitad del siglo XX, de una etapa de la crítica en México donde ésta todavía era una consulta obligada, tenía presencia en medios de comunicación e impresos. Olga tiene la enorme virtud de haber pasado varias generaciones, de estar abierta ante todos esos nuevos lenguajes”.
Ángel Ancona habló de cómo la presencia de Harmony en las obras de teatro podría significar el principio del fin o el principio de la gloria y su participación en las reformas al actual Centro Cultural del Bosque; adelantó que el 10 de diciembre se lanzará la convocatoria para el segundo premio de crítica teatral con el nombre de Olga Harmony.