Con colchonetas y cobijas al hombro los migrantes centroamericanos dejaron ayer las instalaciones del estadio Jesús Martínez Palillo, en la Ciudad Deportiva de Iztacalco, para trasladarse a la Casa del Peregrino, en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe, donde permanecerán hasta el próximo viernes. Es el tiempo suficiente para que decidan el camino que seguirán: hacia la frontera con Estados Unidos o quedarse en México.

Para su traslado el gobierno de Ciudad de México puso a su disposición 20 autobuses RTP que, en su recorrido, pasaron por el Zócalo capitalino, a fin de que los centroamericanos pudieran conocer algo de la ciudad, explicó Nashieli Ramírez, titular de la Comisión de Derechos Humanos local.

Ella misma aseguró que la atención en cuanto a alimentos y servicios médicos seguirá a cargo del gobierno capitalino y que el objetivo del cambio es reducir al mínimo la exposición a las bajas temperaturas de estos días.

Agregó que el estadio volverá a sus actividades normales y concluye su función de albergue, pues no se prevé recibir a otro grupo de las dimensiones que tuvo el primero, con más de 6 mil personas.

En la Casa del Peregrino, funcionarios de la alcaldía de Gustavo A. Madero ya esperaban a los migrantes, aunque expresaron su preocupación porque en estas fechas ya empezaron las peregrinaciones que proceden de provincia y por ese lugar pasan aproximadamente 3 mil personas que acuden a la Basílica de Guadalupe, y conforme se acerca el 12 de diciembre la afluencia de visitantes seguirá en aumento.

De cualquier manera, señalaron que existe toda la disposición para que los centroamericanos tengan una buena estancia durante esta semana: Sólo nos tenemos que organizar porque los peregrinos vienen en autobuses que se estacionan aquí (en la Casa del Peregrino). Mañana llega un grupo de 8 mil personas en bicicletas y ahora el albergue ya está lleno con los migrantes, explicó Enrique Rojas, director de Asuntos Jurídicos y Gobierno de la alcaldía.

Desde temprana hora los 650 migrantes (85 niños, 280 mujeres y 285 hombres) recogieron sus pertenencias y estuvieron listos para dejar la Ciudad Deportiva, se organizaron en grupos de acuerdo con su país de origen y amigos.

La idea es que se sientan en confianza, explicó el padre Alejandro Solalinde, quien reiteró que el cardenal Carlos Aguiar Retes busca la posibilidad de que algunas parroquias abran sus puertas a los migrantes, que los reciban en visita y muy probablemente eso les ayudará a tomar sus decisiones para el futuro.

Comentó que sigue abierta la posibilidad de que a través de la Iglesia de Canadá se logre su ingreso a ese país. Para eso habrá una reunión en la embajada este miércoles, indicó el padre.

El grupo de migrantes está lleno de historias, como la de Juan, un salvadoreño que esperaba el turno para subir a un autobús junto con sus dos pequeños hijos de siete y seis años. Él se sumó a la caravana en busca de arribar a Estados Unidos y llegaron desde el 13 de octubre a Ciudad de México: Estoy escapando de las pandillas. Es que vi cuando mataron a un chamaco de 14 años. Le soltaron 16 balazos.