Opinión
Ver día anteriorMartes 20 de noviembre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Toros
Sebastián Castella…
E

n corrida nostálgica de Ignacio Garibay se despidió de la Monumental Plaza México y próximamente dejará la lidia de los toros.

Arropado por un público que hizo una buena entrada para asistir a esta tarde le otorgó una oreja en cada uno de sus toros más que por lo que toreó por el cariño que le tiene. De todas maneras, según el encuentro del redondel un quite por reboleras que le quitó la respiración al coso.

La corrida había transcurrido gélida, hasta que que Sebastián Castella regaló un toro y demostró lo que es torear. Sebastián lidió a un toro de Julián Hamdan de encastada nobleza que tenía su jiribilla y mucho que torearle. El torero francés enseñó que la lidia de toros bravos no es otra cosa que tiempo. Lo impampalble, lo misterioso, lo mágico. ¿Y cómo apresar las imágenes de este toreo milagroso? Sebastián Castella más torero, más natural, más asentado, más relajado, dictó una catedra torera que dejó sin habla a los cabales.

La constatación de que el toreo no se ve, ni se toca ni se distingue, se siente. Fluye denso e impalpable en su firme existencia, moviéndose sobre los talones efímeros de lo transitorio. En la misma forma en que se mueve el río, que no se ve ni se toca ni se distingue, en su firme existencia invisible; pero se siente, sobre lo efímero de lo transitorio.

Por algo Sebastián Castella está en la primera línea de la torería y resulta infaltable en todas las grandes ferias y corridas. Además de esta faena al toro de regalo, realizó dos lidias en las que aparte de la quietud, el valor y el temple que lo caracterizan mostró una inteligencia torera que le permite seguir cosechando triunfos por los ruedos del mundo.

Los toros de La Estancia muy bien presentados, bravos con los caballos separaron desgastados y difíciles…