Aviación, tiempos difíciles
s paradójico. nunca se había presentado un volumen tan grande de viajeros por el mundo como ahora, pero la aviación se encuentra en crisis. El número de pasajeros de las aerolíneas crece por arriba de 7 por ciento anual desde 2015, pero en lo que va del año más de 20 se han declarado en quiebra.
El principal problema es la variación en los precios de la turbosina. Cuando en 2008 se dispararon los precios de los hidrocarburos, más de 60 aerolíneas quebraron y esta crisis puede repetirse el año próximo. Por la inestabilidad del sector, Warren Buffett ha señalado que la inversión en acciones de aerolíneas representa una trampa mortal
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En el caso de México, la situación también es difícil. Una empresa que puede quebrar es Aeromar; sus accionistas no han podido vender, y les urge. Lo más interesante para los compradores son los slots o lugares de despegue y aterrizaje en Ciudad de México, pero piden mucho dinero, además de que éstos se dividirán entre tres aeropuertos.
En el caso de Aeroméxico, se presenta una profunda restructuración con el recorte de rutas, aviones y empleados. Quien maneja la parte operativa es Delta, el inversionista con mayor número de acciones. Su estrategia es global, no local. México representa una pequeña proporción de lo que es Delta a escala internacional y su operación en el país es secundaria.
Por su parte, Interjet decidió hacer cambios importantes en su flota, principalmente por el problema de saturación del aeropuerto de Ciudad de México. Ahora vuela con aviones más grandes y usa sus slots de manera más eficiente.
En el caso de Volaris y de VivaAerobus, mantienen su estrategia de bajos costos, pero con un margen cada vez más reducido y con un servicio que deja mucho que desear.
Además del alto costo de la turbosina, el sector padece la depreciación del peso frente al dólar, la sobreoferta de asientos y la mencionada saturación del aeropuerto de Ciudad de México. Es muy probable que el estoque final para algunas aerolíneas llegue con la próxima división de las operaciones entre Santa Lucía, Toluca y el actual aeropuerto, por lo que una o dos aerolíneas dejarán de volar durante los próximos años.