Mayté I fue la reina del festejo, que se supendió en 2017 por los sismos
Martes 20 de noviembre de 2018, p. 7
Juchitán, Oax., Con la celebración de la vela Muxe, que desde hace 43 años fue nombrada de las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro, el sábado comenzaron las fiestas tradicionales en el municipio zapoteca de Juchitán, la ciudad que más afectaciones tuvo en viviendas y espacios públicos por los terremotos de septiembre de 2017.
El año pasado esta festividad, que se dedica a San Vicente Ferrer, patrono de este pueblo zapoteca del Istmo de Tehuantepec, se suspendió debido a que se guardó luto por las 38 personas que fallecieron la noche del 7 de septiembre, en que también se dañaron más de 14 mil 927 viviendas.
Con la celebración muxe de Juchitán comenzaron las fiestas llamadas velas, dedicadas al santo patrono de cada comunidad. De origen prehispánico, se realizaban en las temporadas de cultivo del maíz y de lluvia.
Recorrido por las calles y misa
En la región del Istmo de Tehuantepec se les llama muxes a los hombres que asumen el papel femenino. En esta celebración, además de dar un paseo por las calles de Juchitán y acudir a una ceremonia católica, visten enaguas y huipiles, que es la vestimenta tradicional de la mujer zapoteca. Otros muxes lucen guayaberas coloridas y pantalón oscuro, además de sus joyas ostentosas.
A casi 15 meses de ocurrido el fuerte sismo y en medio de una lenta reconstrucción, la comunidad de la diversidad sexual decidió celebrar la vida y con ello se inicia formalmente la temporada de velas en esta ciudad zapoteca.
Óscar Cazorla es uno de los socios fundadores de la vela Muxe, y celebró la vida bailando y disfrutando con los suyos. Agradeció estar vivo, a pesar de que su casa colapsó totalmente la noche del 7 de septiembre.
Espacio internacional
De 62 años de edad, Cazorla vivió en su juventud la homobofia de su gente. Aseguró que justo por eso la comunidad de la diversidad sexual de Juchitán decidió hacer una vela que a más de 40 años se ha convertido en un espacio de tolerancia y respeto a escala internacional.
Durante un paseo por las calles de Juchitán, después de la celebración religiosa, el contingente encabezado por los mayordomos Ángel Grijalva y Omar Carranza se detuvo frente al palacio municipal, sitio histórico de los juchitecos que está en ruinas. Al son de la tambora y la trompeta, la banda de música entonó el tema Dios nunca muere en homenaje al pueblo de Juchitán que resurge de entre los escombros después del terremoto.
Es la primera vela que se realiza en Juchitán después del terremoto, estamos dolidos y tristes todavía, muchas muxes estamos sin casa o a media reconstrucción, pero aquí estamos celebrando la vida, a los amigos y a la gente que nos visita de todo el mundo. La vela de las intrépidas es una celebración a la vida y la tolerancia
, reiteró Óscar Cazorla.
Felina Santiago es otra de las socias fundadoras. De profesión estilista y defensora de los derechos sexuales y reproductivos, expuso que la vela Muxe siempre ha marcado un precedente internacional por los derechos de las personas de la diversidad sexual.
Aún con la mirada triste...
Aquí celebramos la vida, vienen muxes de otras partes del mundo y los recibimos felices; el año pasado no hubo por el terremoto, pero este año, aún con la mirada triste festejamos el propósito de la vela.
Mayté I, reina de las intrépidas, fue la más ovacionada de la velada. No importó que otras portaran sus vistosos atuendos, ella conquistó las miradas y los reflectores con su vestimenta de lentejuelas de inmenso.
Los más de 5 mil asistentes observaron la pasarela, que se ha vuelto clásica en la vela. En ese acto se cita a cada una de las muxes con sus nombres artísticos, que van desde Mística, Naomi, Rubitch, Felina, Kika y Nasxhielly, entre muchos más.
En la vela de las intrépidas el que asiste no juzga, sólo goza, bebe cerveza, come botana y baila.