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En búsqueda de la equidad agropecuaria Jorge Witker V. Seminario de Estudios de Comercio Exterior, Facultad de Derecho UNAM
Nuevos y prometedores aires se avizoran para los productores agropecuarios mexicanos, a quienes la nueva administración federal ha considerado, al fin, como sectores dignos de promover y fomentar. El fenecido TLCAN y las autoridades pasadas sumieron a los productores del campo en la marginación y el olvido. Al desmantelamiento institucional del agro se sumó la asimetría importadora de granos e insumos subsidiados y el predominio de oligopolios de alimentos fue notable, a pesar de los intentos de la Comisión Federal de Competencia (Cofece), que no pudo evitar ni mucho menos sancionar. Así, los productores agropecuarios nacionales fueron arrastrados a una competencia desleal estructural en granos e insumos foráneos, obligados a competir, más que con agentes mercantiles, con la Oficina del Tesoro del vecino país del norte. Dicha desigualdad se mantiene hasta el presente. Con subsidios y oligopolios no es posible competir en terrenos parejos y simétricos, mucho menos en el sector agropecuario, donde los mercados mundiales aceptan naturales limitaciones y restricciones en función de la alimentación de los habitantes, premisa superior a un supuesto libre mercado. Por fin, se anuncian, como primeros pasos, los discutidos precios oficiales, mecanismos que equiparan los esquemas vigentes en Estados Unidos, en donde los productores siempre tienen al Departamento de Agricultura como el protector de respaldo para no vender sus productos, generalmente perecederos, al mercado, cuando los precios no le son convenientes ni favorables a sus intereses. Por ello, nos alegra el anuncio de que regresarán los precios oficiales, y que, según afirma Carolina Gómez en La Jornada, sería los siguientes:
Con todo, debemos estar atentos a si el anunciado principio de soberanía alimentaria va a poder cumplirse, en el contexto de las nuevas negociaciones contempladas en el T-MEC, en donde, esperamos, que el Senado de la República ratifique dicho paradigma, con lo cual el tema de los precios de garantía se legitima ampliamente entre Canadá y Estados Unidos, países que utilizan ampliamente diversos tipos de aranceles, cupos y restricciones para sus sectores agropecuarios.
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