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La defensa integral del Asamblea de Colectivos, Región Poniente de Bacalar La región llamada Poniente de Bacalar está conformada principalmente por población maya. Esta población comparte un mismo origen, ya que la mayoría llegó del oriente de Yucatán, zona que anteriormente fue conocida como la zona henequenera, actividad que para los años 70 había fracasado. Los primeros pobladores, fundadores de las comunidades mayas que hoy existen, emigraron a la región de Bacalar siendo muy jóvenes, algunos traían hijos pequeños y los otros eran jóvenes casamenteros. Pero junto con sus familias trajeron lo que da sentido a su vida: sus semillas y sus costumbres. Lo necesario para trabajar y conformar comunidad. Las semillas de frijol, los ibes, el maíz, los chiles, la calabaza, formaron parte del sistema milpa, pero también las ceremonias y ritos para agradecer, para pedir permiso a los Yumtsilo’ob, para limpiar y sanar los espacios físicos, para educar y transmitir a la niñez el ser maya. Las familias no migraron solas, lo hicieron con toda su identidad, con todo su ser mayense. Estas prácticas culturales, le han dado identidad a la región del Poniente de Bacalar. Las comunidades mayas viven y sobreviven a todas las amenazas que las quieren desaparecer. Por esto, quienes conformamos esta asamblea regional en el Poniente de Bacalar hemos iniciado, desde hace algunos años, un proceso de Defensa Integral del Territorio. Don Juan Yeh y Teh, miembro del Consejo Regional Indígena Maya de Bacalar, señala que el territorio “es un lugar donde las comunidades indígenas vivimos, donde somos parte de un todo, donde convivimos como uno mismo con la naturaleza, con lo que se ve y con lo que no se ve, con la tierra, con lo que está debajo y con lo que está arriba de ella”. Ésta ha sido la forma en la que hemos concebido el “territorio” y la defensa de esto, de la vida en términos amplios, es a lo que nos hemos enfocado como personas del pueblo maya, organizaciones sociales, colectivos y sociedad civil. Es bajo esta mirada y con este enfoque con el que hemos ido diseñando, de manera colectiva, un proceso con diferentes estrategias para la defensa integral del territorio en el Poniente de Bacalar. Nuestro proceso de defensa del territorio se fundamenta en 4 aspectos importantes: la formación política permanente, la organización comunitaria y regional, la defensa legal y la difusión de la problemática de la región. En esta asamblea, así como en estos espacios de formación y trabajo organizativo participamos diferentes personas interesadas y preocupadas por este territorio maya y por las decisiones o políticas públicas que impactan en él. Entre ellas están los compañeros apicultores, para quiénes su principal objetivo es la producción orgánica de miel y que para lograrlo requieren de la biodiversidad que la selva de esta región ofrece. La organización de apicultores de la región está integrada por más de 100 socios y socias de más de 20 comunidades que integran la Sociedad de Producción Rural Kabi Habin (en español, miel del árbol del Jabin). También participan los integrantes del Colectivo de Semillas Muuch’ Kanan I’inaj (Juntos cuidamos las semillas), quiénes desde hace más de 15 años tienen como finalidad cuidar y proteger las semillas nativas que el sistema milpero requiere para garantizar la soberanía alimentaria de sus familias y de la región. Otros participantes son los representantes de 6 comunidades con los cuáles se ha recuperado la figura de autoridad indígena a través de la integración del Consejo Regional Indígena Maya de Bacalar, figura que se presenta como órgano colectivo en el que las comunidades tienen representación y vocería para la defensa de su territorio ante las amenazas que representan los megaproyectos como la soya transgénica, el Acuerdo de Coordinación General para la Sustentabilidad de la Península de Yucatán (ASPY) y otros que surgen con el objetivo de despojarnos del territorio. De igual manera participan las mujeres que, desde varias comunidades, se han organizado por la defensa de la salud comunitaria construyendo una Colectiva de Mujeres y el equipo de trabajo de Educe Quintana Roo. La experiencia que este proceso de defensa del territorio nos ha aportado a todos y todas ha sido mucha, hemos aprendido de manera colectiva sobre la defensa legal, ya que ha sido necesario para llevar a buen término las demandas de amparo contra las diferentes instancias que han acordado y permitido, sin el consentimiento del pueblo maya, la entrada de empresas y proyectos que atentan contra nuestra vida comunitaria y nuestras prácticas ancestrales, como el permiso que el gobierno otorgó a la empresa Monsanto para sembrar semillas transgénicas en esta y otras regiones. También aprendimos a reconocernos como comunidades mayas y en ese caminar nos hemos ido fortaleciendo en nuestra identidad como pueblo indígena, hemos estudiado para recordar nuestro origen indígena, nuestra lengua, nuestras costumbres y nuestra visión del mundo. Ha sido un reto trabajar con temas que nos han sido ajenos pero que nos han enseñado a dar nuestra palabra y expresar nuestros pensamientos. Hemos enfrentado nuestros miedos e inseguridades para defender nuestro territorio y para mantener la dignidad que como pueblo indígena poseemos.
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