El frío y la lluvia pegaron a los centroamericanos que viajan en la segunda y tercera caravanas que se guarecen en Ciudad de México. Con chamarras, capitas de plástico y pedazos de cartón se protegieron durante las horas en que el agua no paró.

Pese a ello, los más aventurados se lanzaron a conocer algunas partes de la capital del país. Se fueron a la Basílica, a la Catedral, al Zócalo y hasta al Bosque de Chapultepec.

Como Carlos, los gemelos y una decena de amigos –todos de Honduras– que a pesar del aguacero se aventuraron en Metro con destino al zoológico de Chapultepec. Pasaron por el Altar a la Patria y no dudaron en dejar registro fotográfico frente a las emblemáticas letras de CDMX.

En las instalaciones del albergue de la Magdalena Mixhuca la atención fue más modesta. No hubo espectáculos ni inflables, aunque permanecieron los servicios de salud; contacto con familiares en los lugares de origen; actividades lúdicas para los niños dentro de las carpas y asesorías para aquellos que quieran refugio en México o regresar a su lugar de origen.

Largas filas para obtener ropa abrigadora

Otros más, como Kency, migrante de 13 años, se quedaron en el refugio esperando a ver qué paso seguirá. Ella proviene de Honduras y quiere ya regresarse. Cuenta que ha pasado por mucho: desde el miedo por cruzar el río entre Guatemala y México hasta las caminatas, el sol y ahora las bajas temperaturas. Desde un principio nos dijeron que iba a hacer bastante frío, pero tampoco nos imaginamos que así, demasiado, dijo, cuando el termómetro marcaba seis grados centígrados.

A lo largo del día llegaron las donaciones y las filas se hicieron extensas para poder remplazar las sandalias por unos calcetines, así como para cubrirse con algún suéter, chamarra, y con suerte hasta una bufanda.

Por la mañana, tras recorrer las instalaciones, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Ciudad de México (CDH), Nashieli Ramírez Hernández, informó de 2 mil 410 migrantes de ambas comitivas que se cobijaron en el albergue de Ciudad Deportiva.

De la segunda caravana se contabilizaron mil 289 personas de diversas nacionalidades, de las cuales 885 eran hombres. De la tercera se registraron mil 121, todos salvadoreños, de los cuales 60 por ciento eran hombres y 40 por ciento mujeres.

En total, dijo Ramírez Hernández, se calcula que son 300 niños, quienes en su mayoría llegaron descalzos y sin ropa abrigadora.