Él era jefe de plaza en la ciudad y aeropuerto de México, declara
Jueves 15 de noviembre de 2018, p. 12
Nueva York. En el segundo día del juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán Loera en esta ciudad, la fiscalía presentó como primer testigo de alto perfil a Jesús Zambada García –hermano de Ismael El Mayo Zambada–, quien declaró que él era jefe de plaza en Ciudad de México y que controlaba
el aeropuerto internacional entre otras responsabilidades, como subjefe del cártel de Sinaloa.
Zambada señaló a El Chapo como uno de los jefes principales del cártel de Sinaloa al iniciar su primer día como testigo cooperante del gobierno de Estados Unidos en su juicio contra Guzmán. Ayer, ambos intercambiaron miradas que parecían puñales en el tribunal federal en Brooklyn.
El caso de la fiscalía depende de comprobar ante el jurado que El Chapo es el jefe máximo del cártel de Sinaloa –confirmar que su mito es verdad–, mientras la estrategia de los abogados defensores es decir que le mito es sólo eso y que el verdadero capo mayor es El Mayo Zambada.
Jesús Zambada informó cómo al principio aplicó su formación como contador para diseñar sistemas contables para el negocio del narcotráfico del cártel en los años 90, hasta llegar a ser subjefe entre 1998 y 2008, cuando fue detenido.
“Yo era líder en Ciudad de México… ahí se concentraba la cocaína en almacenes” desde donde era trasladada a Estados Unidos o a Culiacán, declaró. Entre sus tareas, explicó, fue administrar “los almacenes en Ciudad de México… y controlar el aeropuerto de Ciudad de México”. Esa labor incluía manejar a “las autoridades para el movimiento de las drogas y dar seguridad a los dirigentes del cártel” en la capital.
Dijo que había tres almacenes en la capital, en uno se recogía, en otro se entregaba y en otro se guardabam
los cargamentos de droga, donde se llegó a manejar entre 80 y cien toneladas de cocaína al año con un valor de miles de millones de dólares.
Interrogado acerca de la estructura del cártel, dijo que había jefes, subjefes (los jefes de plaza), trabajadores (que incluían sicarios, transportistas, pilotos, ingenieros de comunicación y guardias de seguridad) y “grupos gubernamentales para proteger al cártel”.
Una de las fiscales asistentes le preguntó sobre esos grupos, y Jesús Zambada explicó: “Se les da sobornos para las operaciones del cártel”.
Tenemos conexiones con el gobierno
, afirmó. Dijo que cada jefe y subjefe tiene sus propias conexiones con diversas partes de los gobiernos a varios niveles, pero todos dentro del cártel se apoyan
entre sí para resolver cualquier problema legal. Explicó que además, eso permite que los cargamentos de drogas que llegan por vías marítimas –en lanchas rápidas, barcos pesqueros, mercantiles y hasta submarinos– puedan arribar desde Colombia a varios puntos de la costa occidental mexicana con seguridad
.
En los 90, declaró, trabajó en Cancún, donde llegaban cargamentos desde Colombia por lancha rápida y se trasladaban por vía terrestre protegidos por la PGR (Procuraduría General de la República) y la Policía Federal de Caminos
para asegurar que no fueran intervenidos por otras autoridades. Esas lanchas pueden cargar hasta tres toneladas de cocaína cada una.
Detalló que se trasladaba cocaína por vía terrestre en México a la frontera en camiones tipo pipa de gas
, donde el enorme tanque tiene otro dentro donde está iba droga. El tanque externo contiene gas y, por tanto, es difícil detectar otra cosa cuando son inspeccionados. Estos tienen como destino principalmente Ciudad Juárez o Sonora.
Al responder cómo funciona el negocio de la cocaína, Jesús Zambada explicó que la cocaína vale como 3 mil dólares por kilo en Colombia; la misma droga tiene un valor de entre 10 a 13 mil dólares por kilo en México; al llegar a California, cada kilo ya vale 20 mil, en Chicago 25 mil y en Nueva York 35 mil dólares.
El interrogatorio a Jesús Zambada continuará este jueves y la defensa también tendrá su turno.
Al comenzar la audiencia el juez Brian Cogan desestimó una petición de la fiscalía, presentada la noche del martes, de suprimir parte del argumento de apertura presentado por la defensa de Guzmán, en la que se afirmó que El Mayo sobornó hasta al actual presidente de México y su antecesor. Sin embargo, regañó al abogado Jeffrey Lichtman por hacer declaraciones que no podría comprobar y recordó al jurado que esos argumentos no son evidencia en este caso.
Lichtman concluyó su argumento inicial al reiterar el punto central de la estrategia de la defensa: El Chapo es más mito que realidad, ya que el verdadero capo máximo es El Mayo Zambada. Subrayó que los principales testigos que presentará el gobierno son personas que han mentido, engañado y cometido graves delitos cuyo único interés en colaborar es salvarse a sí mismos y buscarán hacer todo para complacer al gobierno con la finalidad de lograr reducir sus condenas o conseguir visas. Este caso es un desastre por estos testigos
, concluyó.
Después, la fiscalía procedió a construir su caso e invitó como primeros testigos a un agente de aduanas jubilado –quien estuvo entre el equipo que detectó el primer túnel de tráfico de drogas abajo de la frontera en 1990, entre Douglas y Agua Prieta, donde se confiscó una tonelada de cocaína– y un químico forense de la Agencia Antigrogas de Estados unidos (DEA, por sus siglas en inglés), quien detalló cómo se examinan los paquetes de cocaína. Interceptados.