e cumple un año de que las comunidades migrantes y racializadas en el Estado español irrumpieran en el panorama político para subvertir el tablero político. La jornada escogida conmemoraba el aniversario del asesinato de Lucrecia Pérez, migrante dominicana asesinada a tiros por un guardia civil. Con el lema: Por una sociedad sin racismo
denunciaron el proyecto occidental moderno y colonial que ha construido desde 1492 una jerarquía de poder donde los blancos ocupan la cima.
Hartas del paternalismo de las organizaciones caritativas y asistenciales, salieron a la calle para dejar claro que no necesitaban ser organizadas por nadie y que una nueva historia antirracista comenzaba.
Antes del 12N, el movimiento migrante era liderado por organizaciones sociales asistencialistas y por activistas políticos blancos que no eran atravesados por las leyes de extranjería. Estos activistas abusaban del antirracismo moral, el cual se contenta con dar soluciones rápidas a problemas cotidianos. Pone parches, pero no van a la raíz del problema: las leyes de extranjería. Cuerpos legislativos que colocan a las y los migrantes sin papeles y racializados por debajo de la línea de los derechos humanos. Con razón, la feminista afroestadunidense Audre Lorde señaló: Las herramientas del amo, no desmantelan nunca la casa del amo
. Los migrantes han comprobado que el sistema de asistencia creado por los estados ricos, no atacan la raíz del problema de opresión racial, lo apuntala.
La organización dio paso al antirracismo político que critica el orden racista y colonial imperante. No únicamente pone el acento en el racismo institucional de los países centrales del capitalismo, sino que apunta al extractivismo de las multinacionales y al racismo imperante en las ex colonias. El antirracismo político es el modelo de lucha del movimiento antirracista liderado por migrantes y personas racializadas. Es un modelo en el que las y los aliados acompañan. Es una herramienta para construir un mundo donde quepan muchos mundos, como dirían los zapatistas.
Tras algunas resistencias de parte de la izquierda blanca, el tiempo puso las cosas en su lugar. Un nuevo sujeto político y colectivo, las comunidades migrantes y racializadas, han salido a la calle, otra vez, para gritar a la Unión Europea y al Estado español que ya basta de racismo institucional. En esta ocasión, las jornadas de lucha se han repartido en tres fechas –10, 11 y 12 de noviembre– y se han sumado cinco territorios a la organización: Barcelona, Bilbao, Madrid, Valencia y Zaragoza. Un nuevo sujeto colectivo cada vez más maduro ha asaltado el panorama político y comienza a marcar el debate político.
La rabia acumulada durante el año es insufrible. Cientos de personas muertas en el Mediterráneo como consecuencia de la política de fronteras cerradas. El acoso sexual y laboral denunciado por las trabajadoras marroquíes en los campos de fresas de Huelva. La persecución que no cesa a las y los vendedores ambulantes del top manta en todas las ciudades. Agresiones racistas y sistemáticas en barrios, aerolíneas y trenes.
La Ley de Extranjería española y la Directiva del Retorno europea criminalizan la inmigración indocumentada y dan cobertura al racismo institucional. Los persiguen por su color de piel, los golpean, los encierran en centros de internamiento para extranjeros, los deportan en caliente
y en vuelos de la vergüenza
utilizando métodos violentos –golpeándolos, esposándolos y sedándolos–. También estas leyes permiten, en la práctica, el asesinato de migrantes, como en el caso de Tarajal, cuando por disparos de goma, la policía mató a 15 inmigrantes que nadaban hacia la orilla.
La irrupción del antirracismo político en España recuerda la experiencia del levantamiento zapatista en México. Cuando los de abajo se organizan y dicen: ya basta, todo puede ocurrir. Aún falta mucho por construir. El horizonte de tumbar las fronteras y las leyes de extranjería se vislumbra muy lejano. No obstante, el cambio cualitativo a nivel organizativo es importante. La resistencia, la lucha y la esperanza seguirá moviendo los corazones de los migrantes.
En la insólita entrevista en que el periodista Julio Scherer le preguntó al subcomandante Marcos sobre la dureza de la lucha en condiciones de miseria. Marcos le respondió: hay algo peor que eso y es heredar la desesperanza
. En otra ocasión señaló también: La libertad es como la mañana. Hay quienes esperan dormidos a que llegue, pero hay quienes se desvelan y caminan durante la noche para alcanzarla
. En eso estamos, caminando. Y en eso están también nuestras hermanas y hermanos centroamericanos de la #CaravanaMigrante. ¡Ninguna persona es ilegal!
*Sociólogo
Twitter: @CarlosSoledadM