Martes 6 de noviembre de 2018, p. a10
Ser medallista mundial y conservar ese privilegio para seguir en las competencias tiene un costo, a veces doloroso, por eso Adriana Jiménez decidió no acudir a la Copa del Mundo en Abu Dhabi, donde en 2017 conquistó la presea de oro: una hernia en la espalda impidió a la líder en clavados de altura cerrar este año la temporada con el certamen que avala la Federación Internacional de Natación (Fina).
De trato afable, la capitalina dice que la decisión no fue fácil y esperó hasta el último momento. Era tanto el tormento que se irradió hasta la rodilla y era imposible seguir entrenando, a pesar de la terapia que recibe en el área médica del Centro Nacional de Desarrollo de Talentos y Alto Rendimiento.
Hace un año comenzó a sentir molestias, se hizo una resonancia y resultó que tenía una hernia en la espalda. El dolor era intenso, pero Adriana no dejaba de competir y, lesionada, subió a los podios en copas del Mundo, las series mundiales Red Bull y alcanzó la medalla de plata en el Mundial de Natación en Budapest, para ser la primera mexicana en lograr tal hazaña. Estos resultados fueron suficientes para ganar el Premio Nacional de Deportes 2017.
Tan sólo este año, la especialista en 20 metros de altura acumulaba preseas de oro en Mostar, Bosnia-Herzegovina; Vila Franca de Campo, Portugal, así como un cuarto lugar en Polignano a Mare, Italia, sede de la gran final de la Serie Mundial, en la que la mexicana terminó en la segunda posición general de la temporada profesional en la disciplina.
Se preparaba para ir a Abu Dhabi, un lugar muy especial para la clavadista, porque ahí conquistó el título de la Copa del Mundo Fina. Espera que sus compañeros Jonathan Paredes, Sergio Guzmán y Diego Rizo logren buenos resultados en la competencia que comienza este viernes.
Seguirá con la terapia, porque no requiere de cirugía. “Mi herramienta de trabajo es mi cuerpo; hay que cuidarlo, protegerlo y amarlo. Nada de saltos ni impactos en el agua, porque eso fue lo que hice: me sobrentrené fuerte (para ir a la capital de los Emiratos Árabes Unidos) y me dolía mucho la espalda; ya me estaba afectando la rodilla.
A 20 metros hay que estar segura; me arriesgaba a lastimarme más y no tener una buena competencia en la Copa del Mundo. Primero está la salud y tengo 33 años de edad, casi toda mi vida dedicada a los clavados en la plataforma olímpica, el retiro, y el regreso a las alturas
, indica Adriana.
Le queda esperar a que la Federación Mexicana de Natación realice trámites ante su par internacional con el reporte médico para obtener el pase directo –por ser medallista– al Mundial de Corea del Sur de 2019; quiero hacer clavados impecables y que no quede nada de mí
.