Huixtla, Chis., En su camino, desde hace una semana, rumbo a suelo estadunidense cada integrante de la segunda caravana de migrantes que avanza por Chiapas carga con su historia de éxitos y fracasos.

Algunos, como el guatemalteco Leónides Méndez, de 48 años, lamentan la era del amor en tiempos del Facebook. No lo recomienda.Yo llevaba 18 años en Estados Unidos, pero regresé a mi país por una mujer con la que establecí una relación por el Facebook, cuenta.

Dejé todo y me vine. Ahora voy de regreso en esta caravana porque una vez que se me acabaron los dólares se acabó el amor. Así de triste, abunda, mientras se cura una ampolla en el pie derecho tras la caminata de 40 kilómetros de Tapachula a Huixtla, el martes.

Estuve a punto de suicidarme por ella; pero, gracias a Dios, aquí voy de nuevo. Mi idea es llegar a Estados Unidos, porque Guatemala está bien pobre; a veces se gana 50 o 60 quetzales al día y la comida cuesta 15 quetzales.

Leónides conoció a la chica desde niño, eran vecinos. Me enamoré; fue mi primer amor, pero nunca le dije nada, sino cuando estuve en Estados Unidos nos cruzamos en Facebook y empezamos una relación. Por eso regresé a Guatemala. Estaba demasiado enamorado.

Año y medio después se terminó la relación, misma duración de los dólares. Es una experiencia que me queda de que amor por Facebook o por teléfono no sirve.

Sentado en una banca de Huixtla, Leónides Méndez cuenta que en Estados Unidos vivió una relación que duró nueve años con una mexicana; tampoco ­funcionó.

Comenta que una hija de los cuatro que en encuentran en Estados Unidos ofreció ayudarle cuando arribe a la frontera norte para que le ayude a cruzar si la caravana llega hasta allá.

–A pesar de todo lo que vas sufriendo en la caravana, ¿piensas seguir caminando?

–No hay vuelta de hoja. La decisión está tomada. Pase lo que pase.