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Jornada lúdica en el Cenart para celebrar a los difuntos
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▲ Dos momentos de la Feria de las Calacas que hoy culmina en el Cenart. Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Sábado 3 de noviembre de 2018, p. 3

El Centro Nacional de las Artes (Cenart) recibió a niñas y niños acompañados de sus padres y abuelos en su tradicional Feria de las Calacas, que desde hace 18 años es un espacio de juego y alegría para celebrar el Día de Muertos.

Desde las 11 horas comenzaron a llegar los primeros niños, que como en años anteriores, desean participar en los talleres creativos de música, lectura en voz alta, danza y movimiento, así como de artes plásticas y ciencia.

Con rostros maquillados de calacas, vampiros o catrinas, los pequeños llegaron entusiasmados; los de dos o tres años caminaban tomados de la mano de la mamá o del abuelo, quien generalmente sugería al infante que se animara a participar en alguna actividad.

A la entrada del Cenart se informaba a los visitantes sobre el programa de actividades de la feria organizada por Alas y Raíces y se obsequiaba a los niños una máscara de calavera de cartón, algunos no la necesitaban porque ya iban disfrazados para ‘‘pedir calaverita”.

En el patio de la Escuela Nacional de Arte Teatral, Eva Janovitz, coordinadora de los talleres creativos para los niños de primera infancia, informaba a los padres sobre los actos en los que podían participar sus hijos de acuerdo con la edad.

Janovitz dijo que todos los niños, sin importar la edad, tienen la posibilidad de acercarse a la danza, la música, el teatro y la ciencia, porque ‘‘las actividades son lúdicas y el tema es el Día de Muertos.

Vamos a llorarle a la muerte, Calaqueando ando, Canciones de cuna, Huellas, Morir de amor y Tejiendo recuerdo de colores son algunos de los talleres impartidos a niños y niñas en un encuentro y convivencia con las artes y la cultura. También hubo narraciones orales, como la de Giovanna Cavasola: ‘‘Las calaveras salen de sus tumbas’’.

Cavasola compartió que esos encuentros son necesarios para mantener viva una tradición que desde 2003 es patrimonio intangible de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). ‘‘Es importante entender que se trata de recordar a nuestros muertos y la mejor forma es hacerlo de manera festiva, con algo alegre”, dijo

Como parte del programa en la Escuela de Arte Teatral se montó la ofrenda de Alas y Raíces que este año está dedicada a la actriz y titiritera Marilú Carrasco, quien creó montajes para públicos infantil y juvenil en los que integró narración oral, títeres y música. También se recordó al francés Dominique Jonard, quien compartió sus conocimientos de cineasta en talleres infantiles de dibujos animados.

En la ofrenda que celebra el retorno transitorio a la tierra de los seres queridos, el color anaranjado predomina por el cempasúchil, la planta que adorna el altar para los difuntos; también se colocaron el tradicional pan de muerto, plátanos, jícamas, naranjas, cañas y las pequeñas calaveras de azúcar.

En la parte superior se colocaron dos retratos grandes de Marilú Carrasco y Dominique Jonard, así como velas blancas.

En la fiesta de los vivos para los muertos no podía faltar la música y en la Plaza de las Artes la banda Los Amos del Recreo tocaron Ofrenda rock. Los intérpretes imparten talleres de música a los niños y aseguran que el rock les encanta a los pequeños porque llegan con su amplificador y guitarra y lo primero que hacen es subir el volumen.

La coordinadora de desarrollo cultural infantil Alas y Raíces de la Secretaría de Cultura federal, Susana Ríos, dijo: ‘‘Deseamos dar a los niños alas a su imaginación, creatividad, curiosidad intelectual, pero también que fortalezcan sus raíces culturales, de ahí que la feria tiene un papel muy importante para que ellos conozcan una de las tradiciones ancestrales de México”.

La Feria de las Calacas concluye hoy en el Cenart (Río Churubusco 79, colonia Country Club, estación General Anaya del Metro).