Martes 30 de octubre de 2018, p. 28
Moscú. En las elecciones presidenciales de Georgia, que se llevaron a cabo el domingo anterior en esa república ex soviética del Cáucaso, ningún candidato logró la mayoría simple –50 por ciento más un voto–, por lo que habrá segunda vuelta.
Los dos más votados son –de acuerdo con los datos que dio a conocer este lunes Tamara Zhvania, titular de la Comisión Electoral Central de Georgia, con una participación de 46.74 por ciento del padrón y escrutado 98 por ciento de las boletas– Salome Zurabishvili, quien se postuló como candidata independiente pero se identifica con el partido oficialista Sueño Georgiano, mayoritario en el Parlamento, y Grigol Vashadze, del opositor Movimiento Unido Nacional.
Zurabishvili, de 66 años y apoyada por el magnate Bidzina Ivanishvili, el hombre más rico de Georgia, obtuvo 38.6 por ciento de los votos, mientras Vashadze, de 60 años y promovido por el partido del controvertido ex presidente Mijail Saakashvili, sacó 37.7 por ciento de sufragios.
Ambos aspirantes, que dejaron fuera de la carrera por el sillón presidencial a 23 rivales inscritos en las boletas, se desempeñaron como ministros de Relaciones Exteriores, nombrados por Saakashvili, y, antes de aceptar el encargo, tuvieron ciudadanía de otros países (Zurabishvili, de Francia, e incluso llegó a ser embajadora gala en Georgia; Vashadze, de Rusia).
No está claro cuál de los dos va a ganar en segunda vuelta, probablemente el próximo 2 de diciembre, de estas que son las últimas elecciones presidenciales directas, tras la reforma constitucional del año pasado que estipula que a partir de 2024 el presidente de Georgia será nombrado por los 150 diputados del Parlamento y los 150 delegados de las administraciones locales.
En cambio, salvo diferencias en materia de política doméstica, Zurabishvili y Vashadze coinciden en que Georgia –que rompió relaciones diplomáticas con Rusia y mantiene estrechos nexos con Estados Unidos–, tiene como meta formar parte de la Unión Europea y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
La mayoría de los georgianos comparte esta aspiración desde que el país perdió lo que considera parte de su territorio, Abjazia y Osetia del Sur, por la intervención del ejército ruso, que derrotó al georgiano en la guerra de agosto de 2008.