Domingo 28 de octubre de 2018, p. 5
No sólo Venezuela y Honduras, toda la región latinoamericana vive una efervescencia migratoria que inevitablemente reconfigurará a las sociedades en América; esta situación se origina en contextos de crisis en cada país.
Hay casos de poblaciones y países que habitualmente no eran migrantes, y ahora están aprendiendo a serlo; es el caso de Venezuela. Otras naciones experimentan su papel de receptores, como Bolivia, Paraguay y el propio México, indicaron esta semana académicos de 12 países de la región que forman parte del Seminario Universitario de Estudios sobre Desplazamiento Interno, Migración, Exilio y Repatriación (Sudimer) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y de la Red Temática Migrāre/Migraciones y Movilidades.
En el auditorio Jorge Carpizo, de la Coordinación de Humanidades de la UNAM, presentaron los resultados de un estudio en que, desde una perspectiva comparativa del marco jurídico de naciones latinoamericanas que reciben oleadas de migrantes venezolanos, analizaron las posibilidades laborales, opciones de residencia legal, naturalización y acceso a la condición de refugiado.
Luciana Gandini, coordinadora del Sudimer e integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), comentó que la información fue obtenida y procesada a partir de los testimonios de venezolanos radicados en 12 naciones del continente (20 testimonios por país): Uruguay, Paraguay, Brasil, Argentina, Perú, Colombia, Ecuador, República Dominicana, Chile, Bolivia, Estados Unidos y México.
Alexandra Castro Franco, de la Universidad Externado de Colombia, indicó que en los países latinoamericanos no se ha atendido la vulnerabilidad ni la integración social de los migrantes.
Anitza Freitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela, indicó que por lo menos 600 mil hogares en su país han reportado la migración de uno o más de sus integrantes. Más de 800 mil venezolanos dejaron su territorio entre 2016 y 2017, y más de 60 por ciento de las familias sufren inseguridad alimentaria. La respuesta migratoria es inevitable.
Fernando Lozano, académico del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM en Morelos, citó que en el año 2000 habitaban aquí unos 3 mil venezolanos, y para 2017 ya se tenían registrados 32 mil 600.
Los migrantes poseen un alto nivel de escolaridad que nutre las capas medias sociales, y ya se han incorporado al mercado laboral en México.