El costo de abastecer de agua a la capital del país y su zona metropolitana es de mil 600 millones de pesos al año. Es lo que destina el Sistema de Aguas de la Ciudad de México solamente en energía para bombear ese recurso de pozos locales y de los sistemas Cutzamala y Lerma, explicaron ayer académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Gerardo Ruiz Solorio, de la Facultad de Ingeniería, y Rosario Pérez Espejo, del Instituto de Investigaciones Económicas, explicaron en una conferencia de prensa en Ciudad Universitaria que el problema es mucho más complejo que los precios: la forma de allegarnos agua es insustentable.

Coincidieron en que el problema del agua es crítico y requiere análisis profundos de instancias gubernamentales, disciplinas académicas y consumidores. En la mayoría de los casos no se sabe cuánta consumimos en nuestros hogares, aunque esto repercute en las tarifas, dijeron.

Pérez Espejo indicó que la gestión del agua para y en la Ciudad de México no se ha visualizado desde su sustentabilidad, sino desde soluciones técnicas cada vez más costosas por problemas de origen social e institucional.

Además de reducir las alarmantes fugas de agua, sobre las que se requieren estudios y mapeos más precisos, los académicos recomendaron implementar programas para captar agua de lluvia.

Pero no puede captarse y consumirse. Necesita ser tratada, y por eso su implementación requiere infraestructura e inversión, concluyó Ruiz Solorio.

El funcionamiento del sistema Cutzamala tiene muchas aristas. Es un dechado de virtudes técnicas y una obra ingenieril excepcional, pero también una forma insustentable de allegarnos agua, lo que da lugar a muchos conflictos de tipo social y a problemas de gestión institucional, expuso Pérez Espejo.

Es una forma paradigmática de resolver problemas, con una óptica totalmente técnica, cuando también tienen connotaciones sociales e institucionales, añadió.

Explicó que el sistema Cutzamala es una de las obras más importantes del mundo y la más grande de América Latina; abastece 24 por ciento la demanda de agua de CDMX y en combinación con la extracción de este recurso del subsuelo (responsable del hundimiento de la ciudad) cubre buena parte de las necesidades.

Este recurso, fundamental para el desarrollo de las zonas metropolitanas del Valle de México y de Toluca –genera 38 por ciento del producto interno bruto nacional–, también lo es para la población de donde se extrae.