Semana de las Juventudes 2018: de nuevo, derroche y poca transparencia
l año pasado, a escasas siete semanas del terremoto del 19 de septiembre en Ciudad de México, este espacio hizo un llamado de atención a la alta cantidad de recursos que invirtió el gobierno local en la Semana de las Juventudes (https://bit.ly/2O4Yb1Y), la cual tuvo como cabezas de cartel al productor inglés de electrónica Fat Boy Slim y a Caifanes, en quienes se invirtió cerca de 6 millones de pesos. En total, el festival de acceso gratuito, efectuado en el Zócalo capitalino, tuvo una inversión de 14 millones, 446 mil pesos, según el informe que la Unidad de Transparencia otorgó a quien escribe, mediante el Sistema de Solicitudes de Información de CDMX con el folio 0312000035117.
La inversión fue legal y a partir de presupuestos aprobados por las instancias legislativas respectivas, y tal como se indica en la nota, los pagos fueron efectuados antes de que ocurriera el siniestro. Sin embargo, la falla estuvo en la falta de sensibilidad ante las víctimas del terremoto, ya que no se hizo ninguna mención, no se invitó por ejemplo a realizar acopio o donativos; el tema fue pasado por alto. El contraste entre la urgencia humanitaria y la grandilocuencia del festival, resultaba ofensivo. Tristemente, al interior del Instituto Nacional de la Juventud de CDMX (INJUVE, instancia que organiza y auspicia dicha Semana), según fuente fidedigna, se difundió que la titular de esta columna había escrito esa nota debido a que su banda Los Licuadoras no fue invitada
(inviable, pues ésta entró en receso en febrero de 2017 y el festival fue en noviembre), como si la responsabilidad social no fuera un móvil periodístico.
Si bien gozar de música de calidad en las calles es un derecho ganado por la población, y un agradecible manejo de recursos, las formas y los mensajes son delicados cuando se usa dinero público: la falta de empatía, ya sea por dolo o descuido, es un error político.
El tema vuelve a cuento, no sólo porque la Semana de las Juventudes 2018 se avecina (del 5 al 11 de noviembre), con un cartel que genera gran entusiasmo, encabezado por el influyente grupo de pre-grunge estadunidense Pixies, y por Maldita Vecindad, sino por una nota emitida el martes 23 en el noticiero En Punto, de Denise Maerker, signada por el reportero Marco Antonio Coronel (https://bit.ly/2CFqwtC9), en la cual se acusa a INJUVE de negar apoyo a mil 500 madres de escasos recursos, quienes esperan ser atendidas por la acción de gobierno (que no Programa) Apoyo a Madres Jóvenes, mientras por otro lado invertirá en el festejo citado, 21 millones de pesos, de los cuales 10 serán para Pixies y 2.3 para el grupo mexicano.
Si bien la nota de Televisa es poco rigurosa, pues el presupuesto para cada acción es distinta y, como aclara INJUVE en un comunicado (https://bit.ly/2PlcpjW), Finanzas impide quitar recursos de una acción para darlos a otra (además de que en realidad sólo hay 30 mujeres sin atender; no da nombres de los funcionarios que supuestamente negaron los recursos; no todas las cifras son certeras), lo que salta son las cantidades (los costos de las bandas sí son confirmados como ciertos), con todo y que estén apegadas al presupuesto de 17 millones (no los 21 de la nota de Coronel). Primero, porque quienes se dedican a agendar artistas (muy bien expuesto en la entrevista que hizo el comunicador y organizador de festivales Gonzalo Oliveros en la emisora RMX, a María Fernanda Olvera, titular de INJUVE; audio: https://bit.ly/2SjoHaX), saben que Pixies o Maldita cobran menos. En la charla, sorprende que Olvera afirme desconocer esos parámetros y lo que cobran en otros países
(¿dedicarse a ello e ignorar tales datos?), pues la negociación fue a través de la agencia mexicana Tape: se lanza una oferta y la banda la acepta
.
Todo esto deja interrogantes. Si bien esas cantidades no sólo pagan honorarios sino producción y agencia, es mucha la diferencia (Oliveros plantea que casi el doble: lo sabe pues ha buscado contratar tanto a Pixies como a Maldita). No se trata de insinuar desvío sin pruebas, pero esas diferencias causan suspicacias y el ciudadano tiene derecho a mayor transparencia al respecto, la cual ojalá se dé pronto.
Ahora: quizá ofertaron una cantidad de más para asegurar a la banda, pero entonces las preguntas son éticas: ¿es preciso invertir tanto dinero público, más del 50 por ciento de tu presupuesto, en una banda relevante, sí, pero haciendo de lado una posible negociación mediante la cual se pudiera invertir menos, y con ello tener mayor empatía social e incluir a más talento nacional? Una vez más, el meollo está en el mensaje de derroche que emiten. Falta que aclaren lo respectivo al pago excesivo a bandas. (Conciertos).
Twitter: patipenaloza