Deje pasar a esta gente, son trabajadores
, piden al gobierno
Miércoles 24 de octubre de 2018, p. 3
Huixtla, Chis., Un grupo de 30 mujeres, madres o hermanas de migrantes centroamericanos desaparecidos en la ruta, viajaron a esta población del Soconusco para infundir ánimo y esperanza a sus compatriotas de la caravana migrante. Dieron y recibieron, porque los caminantes del éxodo les brindaron las mismas muestras de solidaridad que ellas fueron a dar.
Y al final, cuando terminó el breve y emotivo encuentro, de la multitud de caravaneros congregados frente al templete del parque central se encendieron cientos de velas en señal de esperanza en la búsqueda de los desaparecidos. Y ellas, portando las banderas de sus respectivos países, caminaron en medio de una respetuosa valla; un gesto que nadie esperaba.
La hondureña María Elizabeth Martínez, quien busca a su hijo Marco Antonio Amador, desaparecido hace tres años y medio, tomó con determinación el micrófono para saludar a sus compatriotas desplazados, pero la emoción ahogó sus palabras.
–¡Fuerza, madre! –le gritó uno.
Y María claro que tomó fuerza y desde ahí pidió al gobierno mexicano: Deje pasar a esta gente, son trabajadores, son migrantes, no son criminales
.
Ejemplo vivo de las tragedias que provocan las políticas migratorias inhumanas de los gobiernos de Estados Unidos y México, esta tarde ingresó a territorio nacional, por la garita El Carmen-Talismán, la Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos procedentes de Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala.
En el puesto fronterizo las autoridades migratorias demoraron la revisión de papeles más de dos horas. Y después hizo pasar al grupo visitante, que con mucha anticipación había preparado y presentado toda la documentación requerida por el Instituto Nacional de Migración, a otro espacio inicial donde les pidieron a todas muestras de ADN. Inesperadamente se les dijo también que un equipo especializado de la Policía Federal había viajado especialmente para levantarles fichas biométricas.
Al final, luego de una negociación, se les dispensó el trámite. Pero su agenda se demoró cuatro horas.
Nada impidió, sin embargo, que se llevara a cabo su encuentro con los integrantes del éxodo.
Hablaron de cada uno de los países. Reconocieron a esa multitud que camina unida contra todos los obstáculos y adversidades como la gente hondureña que va a cambiar al país
.
Y les pidieron no desfallecer.
Esta caravana, la decimocuarta que organiza el Movimiento Migrante Mesoamericano, hace presencia en un momento y en un lugar convulsionado por la crisis humanitaria que se desarrolla con el caminar de más de 7 mil personas, una tercera parte niños, en su mayoría procedentes de Honduras, pero que en la medida en que avanza se incrementa con grupos de guatemaltecos, salvadoreños, nicaragüenses y hasta mexicanos.