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Asfixia surge de la incógnita de por qué una mujer delinque por amor: Kenya Márquez

La cineasta presenta su trabajo en el FIC de Morelia

Enviado
Periódico La Jornada
Miércoles 24 de octubre de 2018, p. 7

Morelia, Mich., Hace ocho años la cinerrealizadora Kenya Márquez leyó una nota en La Jornada que daba una cifra aterradora: 70 por ciento de las mujeres presas han cometido un delito por amor, sus parejas las orillan a delinquir. La idea le rondó la cabeza durante todo este tiempo: Yo que soy mujer me pareció algo muy atroz y necesitaba contar una historia sobre esto. Qué tiene que pasar para que una mujer cometa un delito influida por su pareja.

Ahora esta idea que se paseó estos años por la sique de Kenya Márquez se hace visible en la cinta Asfixia, que compite en la selección oficial del decimosexto Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM): “En este camino para hacer la película seguí utilizando la premisa que siempre me envuelve en la vida, que es la discriminación y la marginación que sufren las minorías. Sentí que Asfixia tenía que estar acompañada de estas dos premisas, porque sí creo que el cineasta tiene una obligación social de contar algo que permea en la sociedad, que te enoja, que puedas denunciar sin que sea un documental, sino mediante una historia de ficción, como este caso, que lo llevo en una historia de amor entre dos personas que la misma circunstancia los lleva a estar juntos y que sin embargo tienen una vida que los asfixia”.

Recuperar la vida

Asfixia cuenta la historia de Alma, una mujer albina, quien después de salir de la cárcel, donde aprendió a cuidar enfermos, se propone recobrar a toda costa algo mucho más importante que su propia libertad. Para lograrlo se ve obligada a cuidar por las noches a Clemente, un hipocondriaco con una obsesión compulsiva por evitar una muerte fulminante. La relación entre ambos transitará desde la sospecha, el miedo, la compasión hasta la ternura y el amor; al tiempo que tiene que enfrentar a dos personajes de su pasado: Bernie y Conchita.

Sobre la construcción de los personajes, Kenya Márquez menciona: “Quería tener un equilibrio de personajes. Bernie me costó mucho trabajo escribir, porque quería lograr esa dimensión que ahora está en la película: tener un personaje complejo que no fuera el villano del melodrama mexicano tradicional, sino que fuera un personaje que su propio contexto lo llevara a ser como es porque no conoce otra forma de dar cariño más que esa, que no supiera tratar a una mujer más que lo que vemos en la película; sin embargo, es un hombre que ama a su hija, que lo da todo por ella para bien y para mal y que es un ser humano con claroscuros.

Fueron muchos tratamientos en le guión para lograr que todos los personajes fueran buenos y malos, que todos cumplieran el objetivo principal sin ser por eso los villanos de la película. Me interesaba tener personajes basados en la realidad, no ficcionados, y que el público se identifique con ellos, explica.

La cineasta jalisciense agrega que al filmar en Ciudad de México me interesaba retratar esa ciudad tan caótica que a todos nos reduce a nada, fue una experiencia enfrentarme al monstruo. Las locaciones fueron muy difíciles porque a pesar de que llevo ocho años viviendo ahí aún me pierdo, pero me ayudó a crear consciencia del personaje principal, de Alma; en el guión lo que buscaba es que ese personaje al salir de la cárcel se sintiera nada, que sintiera que no pertenecía, que estaba sola y abandonada, perdida en la inmensidad de la ciudad.

Márquez señala que “en Asfixia me arriesgué a poner el humor negro que me caracteriza, con la duda de saber si funcionaba o no en el drama que planteo en los personajes. Creo que uno como cineasta debe arriesgarse en todo momento, porque si no, estás perdido”.