En la restructuración del Partido Revolucionario Institucional (PRI) no habrá cacería de brujas, sanciones o expulsiones de los responsables de la derrota electoral del primero de julio, aseguró su presidenta, Claudia Ruiz Massieu.

Aunque reconoció que en el PRI hay ánimos caldeados, pasión, enojo, frustración y tristeza, tantopor los resultados como por la corrupción de algunos priístas, la so- lución no es culpar sólo a unos.

Adujo que la pérdida de confianza ciudadana no es culpa de una sola persona y que la debacle no se inició en 2018, sino desde hace tiempo.

No creo que sea tarea de una dirigencia responsabilizar a personas específicas de un resultado electoral, el cual fue así por un cúmulo de factores... Las dirigencias no deben estar haciendo cacería de brujas, dijo en conferencia de prensa en torno a la responsabilidad de los jefes políticos del partido.

La prioridad –insistió– es desahogar un proceso de catarsis para luego cohesionar al partido, ordenar la casa y aprender a ser oposición minoritaria ante las fracciones de Morena un poco enardecidas.

–¿Cambio de nombres y colores al PRI?

–Eso lo va a decidir la militancia. ¿Yo qué creo? No. A nosotros nos gustan nuestro nombre y colores, pero en una asamblea, que tenga cuando tenga que ser, esa será la discusión –respondió.

Además de asuntos políticos y operativos, informó que el PRI pre- para un recorte de personal, acorde con la disminución de 30 por ciento de prerrogativas, y que contarán con 800 millones de pesos en 2019.

En cuanto a la pretendida restructuración, lamentó la forma en que los afectó la corrupción.

Nos da coraje que unos pocos hacen que estemos todos con esa estigma (de corrupción). Tuvimos el costo por no ser contundentes a tiempo, señaló.

Si bien hace dos años el partido procesó rápidamente la expulsión de los ex gobernadores Javier Duarte, de Veracruz, y de Quintana Roo Roberto Borge, queda pendiente el desahogo del caso del ex mandatario de Chihuahua César Duarte.