uánto debe Estados Unidos hoy? Casi 70 mil billones de dólares. De sus billones, o sea, miles de millones. Muchísimo. Comparemos su deuda de gobierno, empresas y hogares con su producto interno bruto (GDP, siglas en inglés de gross domestic product).
Su GDP es de casi 21 mil billones de dólares. Así, su deuda equivale a 3.4 veces su GDP. Cada estadunidense debe más de tres dólares por cada uno de valor agregado producido. En México, esa relación es inferior. Debemos casi lo que producimos. Casi la mitad, el gobierno. Poco más de la mitad, empresas y hogares. Setenta por ciento es deuda interna y 30 por ciento externa.
Nuestros vecinos –insistamos– deben más del triple de lo que producen. No siempre ha sido así. De los años 50 al comienzo de los 80, apenas se debía un dólar y medio por cada dólar de GDP. Casi 30 años de una relación deuda vs GDP estable. Pero de mediados de los 80 a inicios de 2009, el dólar de deuda total por unidad de GDP creció. Y llegó a casi cuatro (3.81). ¡Terrible!
¿Se imagina que al recibir un dólar en su trabajo le recordaran que debe casi cuatro? ¡La tienda de raya se queda corta! Y, sin embargo, luego de la crisis de 2006 a 2009, la deuda por unidad de producto se ha estabilizado –por decirlo de manera suave– alrededor de 3.50.
¿Qué peso tiene la deuda gubernamental en el total? Poco más de 30 por ciento, la mayoría (26 por ciento) el gobierno federal. Los hogares deben casi la cuarta parte del total. Dos terceras partes, hipotecaria. El resto de la deuda, por el consumo. Las empresas concentran casi la mitad del total. Una cuarta parte es de empresas financieras. La diferencia, hasta sumar 47 por ciento, es de empresas no financieras. El 53 por ciento restante, entonces, corresponde a hogares, con 23 por ciento, y al gobierno, 30 por ciento, la mayoría federal.
Lo más significativo de esta distribución de la deuda es el comportamiento reciente de las participaciones del gobierno y de las empresas financieras. En 2003 llegaron a concentrar la tercera parte de todo el endeudamiento estadunidense. La crisis las obligó –violenta y aceleradamente– a desendeudarse. Con todo lo que esto significa, en cuanto a pérdida y transferencia de activos y pasivos.
De 1997 en adelante se endeudaron más aceleradamente que cualquier otro sector. Sólo hasta 2003 frenaron ese dinamismo y se estancó su participación entre 32 y 33 por ciento, al que habían llegado luego de su endeudamiento feroz de 10 años. Pero a partir de 2009 perdieron peso en la deuda y bajaron 10 puntos, hasta concentrar cerca de 22 o 23 por ciento. ¿Quién se adueñó de esos 10 puntos? El gobierno. Rescató a las financieras y concentró cada vez más deuda para apoyarlas. Y las liberó del sobrendeudamiento al que habían llegado por su conducta especulativa y rentista.
Por eso el cambio de regulación promovido por Barack Obama. Así, de 2007 a 2018 el gobierno ganó 12 puntos en el endeudamiento global: de 17 a 29 por ciento. Y esto a cargo –ordinario y en todo el mundo– de la pauperización de la población. Primordialmente la asalariada, como lo recordaremos en algún momento. Y a costa –sin duda– de perder capacidad para impulsar tanto la infraestructura como el bienestar social y el desarrollo científico y tecnológico. De veras.