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Productores porcinos convierten Griselda Lozada CIOAC "José Dolores López Domínguez"
Hace más de un año en la comunidad de San Bartolo Cuautlalpan, en Zumpango, Estado de México, un grupo de pequeños productores porcinos, afiliados a la organización campesina, CIOAC “José Dolores López Domínguez”, decidió transformar los corrales de sus cerdos en una granja sustentable. José Juan Chisco Limón, promotor de este proyecto y dirigente regional de la CIOAC JDLD en ese municipio, explicó que diariamente el estiércol de los animales se coloca en un biodigestor, con el fin de obtener gas natural y biofertilizante. “En un contenedor colocamos una bolsa especial, conocida como biobolsa. Una parte va enterrada en el suelo y otra al aire libre. En ella, diariamente vertimos dos cubetas de excremento y cuatro de agua, que nos permite obtener de 4 a 5 horas diarias de gas natural, lo que equivale a un tanque de Gas L.P”. La historia de esta primera granja sustentable porcina no concluye ahí, ya que ahora 3 familias de Zumpango han desarrollado este tipo de proyectos en las comunidades de San Juan Zitlaltepec, Santa María Cuevas y Xaltocan; en esta última hay 22 hembras en etapa reproductiva y un semental, lo que permite también la venta de lechones. Esta granja productiva porcícola empezó a operar en mayo de este año y, a la fecha, ya está produciendo biofertilizante y gas natural. La producción del biofertilizante, rico en minerales, ayuda al sano crecimiento de los cultivos y milpas, ya que al encontrarse libre de químicos resulta ser un fertilizante de mejor calidad que el que se vende en cualquier establecimiento. Chisco Limón aseguró que, gracias a este sistema, las familias mejoran su economía, ya que pueden cocinar hasta 100 tamales y un bote de ponche en un día, a fin de comercializarlos. Otra de las grandes ventajas de estas granjas sustentables es que no permiten la generación de moscas, malos olores y contaminantes, a diferencia de lo que sucede con el estiércol normalmente, que reproduce gérmenes, contamina el agua y emite gases de efecto invernadero.
El sistema de Biobolsa transforma ese problema en un área de oportunidad para el pequeño productor porcino, ya que funciona como una extensión del estómago de los animales, que está llena de millones de bacterias que se alimentan de los nutrientes que están en el desecho, descomponiendo su forma molecular hasta transformarse en compuestos sencillos que pueden ser utilizados por las plantas como nutrientes. De la biobolsa salen los influentes ya transformados en BIOL, un biofertilizante, mejorador de suelos, que produce mejores rendimientos en los campos de cultivo. De igual manera, durante el proceso se genera un gas natural, rico en metano, llamado biogás que se puede utilizar como energía para cocinar, calentar agua e incluso activar motores de energía eléctrica o mecánica. El biogás es un gas combustible que se genera en medios naturales o en dispositivos específicos por las reacciones de biodegradación de la materia orgánica. Es así como este sistema transforma una unidad porcina en una granja sustentable, que permite aprovechar todo lo que en ella se genera, desde la carne de los animales para el consumo humano hasta la producción de biogás y biofertilizantes. La CIOAC, de la mano con otros pequeños productores de Morelos y San Luis Potosí, ya está desarrollando otros sistemas para producir biogás y busca continuar impulsando este tipo de proyectos por todo el país, a fin de impulsar una organización campesina sustentable que beneficie a los agremiados y a la población en general, como ocurre en Zumpango con este grupo de familias emprendedoras y dispuestas a transformar sus granjas. Por último, Chisco Limón detalló que cuando el gobierno tiene la sensibilidad de apoyar con el recurso del Programa Especial Concurrente a los pequeños productores, los proyectos se pueden desarrollar sin complicación y se puede seguir apoyando a las familias campesinas.
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