Lunes 15 de octubre de 2018, p. 38
La Arquidiócesis de México celebró la canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero y destacó que se requieren Romeros que no vacilen en subrayar la importancia de la persona
y se acerquen a los marginados, pobres, viudas, forasteros, oprimidos, perseguidos o enfermos.
En el editorial del semanario Desde la Fe, expuso que la santifica-ción del arzobispo salvadoreño, primer obispo mártir de América, es un paso significativo hacia la Iglesia que anhela (el papa) Francisco
, que mira hacia la pobreza, entendida como la total disponibilidad a la voluntad de Dios, la pobreza de espíritu y la evangélica; no de aquella que se presta al manoseo sociológico, ideológico y político
.
Señaló que en El Salvador, donde “la violencia lo había transformado todo en destrucción y muerte, Óscar Romero –asesinado el 24 de marzo de 1980– supo convertir la caridad en profecía, al anunciar la justicia, denunciando la injusticia, pero sobre todo, promoviendo la verdad y el compromiso con el prójimo, reflejado principalmente en la defensa de los más necesitados”.
En la Basílica de Guadalupe, el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, destacó en su homilía que sin un salto hacia adelante en el amor, nuestra vida e Iglesia se enferman de autocomplacencia egocéntrica, se busca la alegría en cualquier placer pasajero, se recluye en la murmuración estéril, se acomoda a la monotonía de una vida cristiana sin ímpetu, en la que un poco de narcisismo cubre la tristeza de sentirse imperfecto
.