Los cuadros de Eric Pérez (Ciudad de México, 1972) son al mismo tiempo la irradiación de la belleza que embelesa y escenas proactivas, críticas y desafiantes. Imágenes altamente estéticas que emocionan y remiten al espectador a un estado próximo al de la ensoñación.

Así presenta el curador Erik Castillo la obra del artista, que se exhibe en la galería 526 del Seminario de Cultura Mexicana.

La muestra, que se inauguró este fin de semana, se titula Anáhuac / Bitácora de un viaje interior, y reúne el resultado de más de dos décadas dedicadas a la pintura.

La obra de Pérez, cuya formación ha sido autodidacta, proyecta un imaginario derivado de una serie de investigaciones en cuestiones plásticas y formales, en temáticas mitográficas o legendarias y en acontecimientos histórico-sociales ancestrales, remotos, modernos y contemporáneos, añade Castillo.

En 2010, Eric comenzó una temporada de pintura que, según explica el artista, culmina con la obra reciente que se apreciará en esta exposición. Desde el principio de este ciclo de producción, e incluso desde su trabajo previo, la obra del pintor se caracteriza por la representación de escenarios naturales donde muchas veces se advierte la acción humana, detalla el curador.

Añade que la exposición que se presenta en el Seminario de Cultura Mexicana reúne, sobre todo, una parte del conjunto de obra que se centra en el referente del Anáhuac.

“Eric Pérez reinventa un procedimiento compositivo (y mental) que ha venido depurando a través de los años: construir paisajes naturales y urbanos en los que intercala lo objetivo con lo imaginario e integra distintas temporalidades y espacios.

“En un solo cuadro aparecen fundidas las tramas míticas con los elementos contingentes, o reminiscencias de la civilización en las eras mexica y colonial entreveradas con vistas actuales del Valle de México.

También hay obras en las que Eric edita el paisaje, eso lo pone en condiciones de intervenir la historia y de proponer parajes y panoramas que se cargan de intensidades políticas, de promesas de regeneración, apunta Castillo, quien destaca, precisamente, esa vuelta al paisaje o al pasado que contiene una coartada plenamente contemporánea.

Estética que se funde con la ética

El también crítico de arte concluye que la visita alucinatoria de Eric Pérez al Ánahuac, en cualquiera de sus temporalidades y vicisitudes, enriquece y sostiene los sueños de aquellos visionarios que saben que la estética se funde en cierto punto con la ética, y viceversa.

Entre 1991 y 1994 Pérez estudió historia del arte en la Universidad Iberoamericana. A los 22 años residió algunos meses en Londres y Madrid, además de recorrer Europa desde Galicia hasta la desembocadura del Danubio y conocer India.

Pérez dice que ese viaje resultó definitivo en su formación e identidad como artista, la literatura y el viaje nutren constantemente mi quehacer, asegura.

En 2006 obtuvo el premio de adquisición de la 13 Bienal Rufino Tamayo y en 2017 el primer lugar y premio de adquisición de la Primera Bienal Luis Nishizawa, entre otros reconocimientos.

Su obra forma parte de numerosas colecciones públicas y privadas, entre las que destacan el Museo de Arte Moderno y la Colección Kaluz en Ciudad de México, el Taylor Museum de Colorado Springs, Estados Unidos, y el Hangart 7, de Salzburgo, Austria.

Anáhuac / Bitácora de un viaje interior, se presenta en Presidente Masaryk 526, Polanco. Estará abierta hasta el 18 de noviembre.