Domingo 14 de octubre de 2018, p. 13
Ciudad Juárez, Chih., Mil 600 personas procedentes de México, y mil de Estados Unidos, que forman parte de 235 familias separadas en deportaciones, se reunieron ayer en la zona fronteriza de Anapra como parte del acto Abrazos, no Muros, organizado por activistas pro migrantes de ambas naciones.
Personal de la Patrulla Fronteriza, sector de El Paso, Texas, permitió el encuentro bajo estrictas medidas de seguridad. Abrieron un portón grande en la zona donde se construyó un muro metálico de más de cinco metros de altura el año pasado.
Del lado mexicano acudieron 15 integrantes por cada familia, provenientes de Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco, Oaxaca, Veracruz, Chihuahua, y ciuda-des como Juárez, entre otras, que tenían de 10 a 20 años sin ver a sus consanguíneos.
Muchos del lado mexicano mostraron su afecto con los ojos llenos de lágrimas cuando les tocó su turno para saludar y abrazar a sus hijos, esposas, hermanos, padres, abuelos y nietos.
La Red Fronteriza de los Derechos Humanos con sede en El Paso, Texas, y la organización no gubernamental Derechos Humanos Integrales de Juárez, organizadores del encuentro, vigilaron que las muestras de cariño no pasaran de los tres minutos autorizados por la Patrulla Fronteriza.
Esta fue la sexta edición del encuentro de familias separadas. Antes este acercamiento se llevaba a cabo en el Río Bravo, junto al Puente Negro que se ubica a un costado de la alcaldía de Ciudad Juárez; sin embargo, por la construcción del nuevo muro se cambió el lugar.
Las familias lloraban, se abrazaban y se tomaban fotografías, y lo que fueron abrazos alegres al inicio, se convirtió en una despedida difícil de aceptar, al no saber cuándo podrán encontrarse de nuevo.
Abrazos no Muros ha logrado seis de estos encuentros en 30 meses. Todos se realizaron a la mitad del Río Bravo, cerca del Puente Internacional Paso del Norte.