Domingo 14 de octubre de 2018, p. 9
Bernardo Fernández, Bef, narrador gráfico y en prosa, presenta hoy a las 16 horas su cómic más reciente, Habla María, en el foro Elena Poniatowska de la 18 Feria Internacional del Libro del Zócalo CDMX, obra que llamó un testimonio gráfico del momento en que a la mamá de mi hija María y a mí nos dieron el diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA), y lo que pasa por tu mente en ese momento
.
En entrevista, Bef indicó que Habla María, publicada por editorial Océano, es una carta de amor esperanzado para todo papá
, la cual describió como “esta historia desde el embarazo de Rebeca, la mamá de María; cuando nace, cuando vemos que tiene algo inusual; la confirmación de este diagnóstico, y a partir de eso trabajar con la niña hasta hoy día, que como bien dice (el historietista argentino Miguel) Gallardo, con los niños con autismo lo mejor es no angustiarse mucho por el futuro y, como los alcohólicos anónimos dicen acertadamente, ‘Vivir solo por un día a la vez’”.
Agregó que “cualquier padre con un hijo con capacidades diferentes se enfrenta a eso, el momento en que te dan el diagnóstico, después de la zozobra de los exámenes, recibir la confirmación, y entonces te vas al fondo del abismo, descubrir que hay mucho por hacer; en palabras del sicólogo Diego Reza, quien hizo el dictamen de María, ‘descubrir que todo está por hacerse’”.
Puntualizó: “Hoy día el autismo es un misterio médico. Desde la Edad Media sabemos de registros de personas como San Basilio, patrono de Moscú, quien tenía todo ese perfil. Aprovecho para decir que el término correcto para referirse a ellas es persona con autismo, no autista, que está muy difundido. Decirle a una persona ‘autista’ es como decirle ‘mongol’ a una persona con síndrome de Down; es una palabra que se utilizó con aires peyorativos, la cual hoy está en desuso o debería estarlo”.
Destacó que “en algún momento trabajé en cómics para personas con ceguera y debilidad visual con Jorge Grajales (https://www.jornada.com.mx/ 2014/12/24/espectaculos/a08n1esp); me interesa mucho el cómic para crear conciencia del privilegio que tenemos quienes no padecemos ninguna discapacidad (…) sobre aquellos que no tienen ese privilegio y enfrentan retos cotidianos que son mucho más complejos que los nuestros”.
Bef puntualizó que pretende “hacer conciencia sobre el autismo; de que no se sabe si es genético, ambiental o epigenético –cuando lo ambiental y lo genético se combinan– y de que, no obstante, las personas con autismo son orgánicamente iguales a cualesquiera otras”.
Quienes presentan TEA, “por otro lado, son personas normales. Se dice mucho ‘están en su propio mundo’. Pero no, están en nuestro mismo mundo, lo comparten de una manera completamente distinta y lo mejor que puedes hacer para una persona con cualquier discapacidad es tratarla con toda la naturalidad con que a ti te gustaría que te trataran”.
De acuerdo con Bef, “además de divertir, entretener y crear consciencia, el cómic también puede sanar, por ello estoy convencido de que los cómics son una herramienta muy poderosa no sólo de comunicación, sino de conciencia, y en este caso es evidente –pero me parece importante puntualizarlo– es un instrumento de sanación. A la mitad del proyecto yo no estaba seguro de si esto iba a publicarlo, porque es lo más personal que he hecho.