La dramaturga y directora chilena Manuela Infante concibió Estado vegetal como un monólogo polifónico que pone en un diálogo casi imposible al animal humano y al reino de las plantas, explicó en conferencia sobre su montaje que llevará al el Festival Internacional Cervantino (FIC) en la ciudad de Guanajuato.

‘‘Es una obra sobre la diferencia”, definió. ‘‘Sí, sobre el reino vegetal, pero también sobre lo otro, para aprender a ser empático con lo que es diferente, pero además, al incluirlos, modificar nuestros espacios”. Lo más difícil, añadió, es sentir empatía con lo diferente, como la sanguijuela, un musgo o una tormenta.

‘‘Ya se sabe que las plantas piensan, sienten, toman decisiones, se protegen entre ellas”, según el conocimiento científico. ‘‘Somos hijos del reino vegetal, un paso posterior en la evolución por tanto tenemos una raíz vegetal en nuestra manera de funcionar y ver el mundo”, son ideas que retoma.

‘‘Suena muy sesudo, pero en realidad es una obra muy cómica”, adelantó. La interpretación está a cargo de Marcela Salinas, ‘‘una de las actrices más reconocidas del teatro chileno”, que se ramifica en las diferentes voces de la historia.

De acuerdo con Infante, quien propone un teatro que deje de girar en torno a lo humano, se busca ‘‘la extinción de la idea de que el ser humano es el centro del universo y se hace llamado a la humildad para decir que somos una cosita muy pequeña en un mundo de fuerzas que desconocemos.

‘‘Es un cambio de pensamiento muy necesario, en un momento en que empieza a ser evidente que no tenemos el control de la naturaleza ni del planeta. Hemos estado viviendo en la modernidad, esa especie de ficción de que somos reyes del universo, de que lo podemos controlar y explotar.”

Sobre la inteligencia de las plantas

La autora retoma ideas del filósofo canadiense Michael Marder y el neurobiólogo vegetal italiano Stefano Mancuso, quien investiga la inteligencia de las plantas. ‘‘Siempre he trabajado con la filosofía como material inicial, más que la escritura dramática o la narrativa”, refirió sobre su labor en la que explora los postulados sobre el escenario.

‘‘Una anécdota bastante sencilla” es el tronco de la pieza: el accidente de un motociclista contra un árbol. En el escenario la actriz interpreta cinco personajes muy diferentes.

Las plantas se mueven hacia la luz, es una de las leyes del mundo vegetal llamada ‘‘fototropía”, principio con el que se diseñó la escenografía bastante sencilla, explicó Salinas. Una elipsis luminosa, una mesa, plantas y algunos maceteros forman la ambientación.

La pieza se inscribe en un ciclo que comenzó hace cinco años. ‘‘Son obras que investigan sobre la idea de un teatro no antropocéntrico, en el cual el ser humano deja de ser el centro de la acción”. La primera obra fue Realismo, alrededor ‘‘de la fuerza de las cosas que llamamos inertes”.

Estado vegetal, obra que estrenó en junio de 2016, requirió ocho meses de trabajo intenso en estancias en el Centro de Creación e Investigación Artística, en Santiago de Chile, y en el Baryshnikov Arts Center, en Nueva York.

‘‘No es una obra ecológica. Me interesa mirar esos otros universos independientes al nuestro y que, por tanto, son misteriosos”, reveló Infante, quien presentará su trabajo el 15 y el 16 de octubre en el teatro Cervantes, en la ciudad de Guanajuato.