Madres en la incertidumbre
Un hombre habría contactado a una de las víctimas por Facebook
Martes 9 de octubre de 2018, p. 33
Ecatepec, Méx., Las madres de dos de las tres mujeres desaparecidas y presuntamente asesinadas por la pareja que confesó haber matado a por lo menos 20 personas en la colonia Jardines de Morelos, en este municipio, aseguraron que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) no les ha informado si entre los restos hallados en un predio y dos viviendas se encuentran los de sus hijas.
Guadalupe Hernández López, madre de Arlet Samanta Olguín Hernández, desaparecida el pasado 25 de abril, afirmó que no ha recibido notificación alguna de la FGJEM, por lo que su hija continúa en calidad de extraviada.
Mencionó que días antes de la desaparición ‘‘mi hija me comentó que un supuesto amigo de la secundaria la había contactado por medio de Facebook’’, y que ‘‘sabía de sus tres hijos, sus nombres y que vivía sola.
‘‘El día de su ausencia, antes de la una de la tarde, me hablaron del kínder que está en la sección Islas de la misma colonia, para avisarme que Arlet no había pasado a recoger a mi nieto, que salió a las 12. Fui por él y después a la casa de mi hija para ver por qué no había ido’’, recordó. Tras varias horas de espera, acudió a la fiscalía de San Agustín para presentar una denuncia.
El viernes pasado se enteró de que habían detenido a una pareja presuntamente relacionada con el homicidio de 20 personas, un hombre y una mujer. A esta última la conoció Arlet.
Lilia Matus Cruz, madre de Evelín Rojas Matus, quien desapareció el pasado 26 de julio, refirió: ‘‘Lo único que le puedo decir es que no sé nada de mi hija. En su momento (hablaré). Ahora no’’, expresó en un mensaje de texto.
La mamá de Nancy Noemy Huitrón Solorio, de 28 años, desaparecida en septiembre pasado y quien también tuvo contacto con Patricia N, tampoco quiso hablar.
Mientras, en la calle Tijuana curiosos miran la vivienda donde desde hacía casi seis meses vivía la presunta pareja de feminicidas. Los vecinos refieren que eran humildes, que vendían elotes, quesos de casa en casa y ropa usada.
‘‘No tenían amistad con nadie’’, asegura otra persona, quien dice que ella sólo los saludaba ‘‘y escuchaba que se decían: ‘mi amor, mi vida’ Eran muy respetuosos’’.
(Con información de Mario A. Núñez López / especial para La Jornada)