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Se apropia de inmuebles históricos

El oriente del Centro Histórico, botín para la mafia inmobiliaria

El miedo y la necesidad obligaron a ocupantes a vender, dicen vecinos

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▲ La vecindad del siglo XVIII ubicada en la calle Jesús María se ha convertido en zona de restaurantes, gracias a la concesión otorgada por el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales, órgano desconcentrado de la SSHCP.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 9 de octubre de 2018, p. 37

La zona oriente del Centro Histórico se ha convertido en un botín para los señores del dinero, quienes se han apropiado de inmuebles, como el Colegio de las Inditas, el prototipo de una vecindad del siglo XVIII y viejas vecindades, para convertirlos en plazas comerciales y/o restaurantes, al amparo de las autoridades, varias de las cuales han sido compradas.

Las tradicionales accesorias, las misceláneas y los pequeños puestos de comida en las entradas de las casas desaparecieron en el perímetro comprendido por las calles El Carmen, Anillo de Circunvalación, República de Costa Rica y Justo Sierra, para dar paso a plazas comerciales, como Torres de Plata, denunciaron vecinos.

En mil 800 metros cuadrados se levantó ese sitio, ubicado en Rodríguez Puebla 21, sobre viviendas de interés social construidas a raíz del sismo de 1985 para apoyar a damnificados y sin importar que el predio fue donado por una asociación católica.

En un recorrido, explicaron que los 14 ocupantes de la vecindad donde se edificó la Plaza de las Estrellas, en la calle Leona Vicario, vendieron el inmueble, que contaba con patio, sanitarios y lavaderos comunes, a la denominada mafia de la construcción.

Las presiones para entregar el lugar, el miedo y la necesidad de contar con un ingreso llevó a la gente a ceder, lo cual también vivieron los 32 ocupantes de Miguel Alemán número 14, quienes pagaban rentas congeladas, pero no eran dueños. Ahí se levantó la plaza Enigma 77.

Unos metros adelante se localiza plaza Mía, una vecindad con 12 inquilinos y varios invasores, que fueron sacados; mientras el Colegio de las Inditas, donde eran enviadas las niñas huérfanas para continuar con sus estudios y es un inmueble catalogado, es ahora plaza Damas.

Ninguna de las plazas, puntualizaron, cuenta con uso de suelo, manifestación de obra o programa de protección civil, y a lo más que han llegado es a clausurarlas, pero las reabren sin problema, porque los policías asignados a la zona los protegen y desde arriba la autoridad da la orden de no atacarlos.

De ser víctimas de algún robo, los locatarios, quienes pagan un promedio de 40 mil pesos al mes, tienen prohibido interponer una denuncia para evitar investigaciones, pues sus líderes o esta mafia les regresa la mercancía sustraída, señalaron.

La vecindad del siglo XVIII, ubicada en la calle Jesús María, sin embargo, se ha convertido en una zona de restaurantes, gracias a la concesión otorgada por el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales, órgano desconcentrado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia otorgó un permiso para realizar trabajos en su fachada, pero en su lugar se hicieron adecuaciones para que los restaurantes La Oaxaqueña y La Pancha reciban a sus comensales y, próximamente, se sumarán otros, dieron a conocer los empleados.

Ante ello, los vecinos solicitaron a las autoridades clausurar esas plazas y actuar contra los funcionarios que han permitido la destrucción de inmuebles catalogados y la expulsión de vecinos.