La Marina me lo tiene que regresar
Domingo 30 de septiembre de 2018, p. 7
La ola de desapariciones forzadas presuntamente cometidas por elementos de la Secretaría de Marina entre febrero y mayo de este año en Nuevo Laredo, Tamaulipas, no es debidamente investigada por las autoridades estatales, lo que mantiene en estado de angustia permanente a los familiares de las víctimas, señalaron dos mujeres afectadas.
En entrevista con La Jornada, Gregoria Ochoa Moreno, madre de Édgar Alberto Treviño, detalló que su hijo –de oficio carpintero– salió de su casa el 21 de mayo a buscar trabajo a las 6:45 de la mañana hacia el kilómetro 10 de la carretera que une Nuevo Laredo con Monterrey. A ese sitio llegaron poco después elementos de la Armada, quienes abrieron fuego contra varias personas que se encontraban ahí por razones que no han quedado totalmente claras.
De acuerdo con testigos que hablaron después con Ochoa Moreno –quienes se negaron a declarar ante una autoridad–, Édgar resultó herido en la espalda por una bala perdida y fue llevado por los elementos al Hospital General de Nuevo Laredo.
Sin embargo, cuando Gregoria acudió al nosocomio a buscar a su hijo y preguntó por él a los marinos que resguardaban el sitio, éstos negaron que él estuviera ahí y tampoco admitieron que la Marina hubiera disparado contra el hombre o lo tuviera detenido. Desde entonces no se tiene noticia de su paradero.
Luego de que la madre interpuso una queja ante la Procuraduría General de la República, miembros de dicho organismo le dijeron que su hijo era investigado por secuestro, pero sin darle mayores detalles de sus dichos ni mostrarle documentos que comprobaran la existencia de una indagatoria.
Le he pedido a Dios que si me lo dejaron muerto que me ayude a encontrarlo. He hablado con mucha gente que me dijo que la Marina se lo llevó, y la Marina me lo tiene que regresar. Si de verdad andaba en malos pasos, que lo juzguen, pero no voy a quitar el dedo del renglón hasta que me lo entreguen de una u otra manera
, enfatizó.
Éricka Janet Castro Martínez detalló que su esposo, José Luis Bautista Carrillo, fue llevado por efectivos de la Marina el 16 de mayo de este año cuando él y otras personas se encontraban en un restaurante de Nuevo Laredo.
Luego de tenerlos detenidos por espacio de una hora, los uniformados se llevaron a José Luis –de 32 años y quien se dedica a la compraventa de automóviles– sin dar mayores explicaciones de la detención. Aunque Éricka logró seguir las camionetas de los Marinos y vio que llegaban a su cuartel, después le fue imposible rastrear el destino de su esposo.
Tanto ella como los integrantes del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo que la han acompañado en su búsqueda han sido acusados en diversas páginas anónimas de Facebook de ser parte del crimen organizado. No se vale que nos hagan eso, pero pienso seguir buscando. El gobierno del estado tiene muchas pruebas de lo que pasó, pero no hacen nada para encontrar a mi esposo
, denunció.