a Sierra Norte de Oaxaca (SNO) es reconocida como una región icónica en el mundo, por el manejo forestal comunitario que allí se practica. Ésta hace coincidir en un mismo territorio la conservación de los bosques y cuidado de la biodiversidad. En la parte templada operan decenas de industrias comunitarias de producción de madera, ecoturismo y embotellado de agua, en las cuales se generan empleos e ingresos sustanciales. A fines de agosto del presente, se realizó un taller internacional en Oaxaca organizado por Rights and Resource Initiative (del distrito de Washington) y Rainforest Alliance (de Nueva York). En dicho evento participaron líderes de lugares tan lejanos como India e Indonesia para aprender de la experiencia de la SNO.
Entre los años 50 del siglo pasado, y hasta los 80, los bosques eran talados por una empresa paraestatal que obtuvo una concesión del gobierno por 25 años. El trato abusivo generó protestas esporádicas de las comunidades durante los años 60 y 70, que culminaron con una movilización generalizada, que impidió la renovación de la concesión en 1983. El éxito de esta lucha social, creo las condiciones para el inicio de sus propias empresas forestales. Durante los años 80, la Dirección General de Desarrollo Forestal y activistas estudiantiles (que posteriormente formaron la organización no gubernamentales Estudios Rurales y Asesoría AC) apoyaron para que las comunidades aprendieran las complicadas tareas que requería la industria forestal.
Treinta y cinco años después, los resultados sobre la producción forestal y la conservación son asombrosos. Un estudio reciente de 23 empresas forestales comunitarias (con territorio total de 201mil 94 hectáreas) mostró que aprovechan y conservan sus bosques conforme los criterios del manejo forestal sustentable. El 78 por ciento de dicho territorio (156 mil 550 hectáreas) es de bosques y, conforme a sus usos, está dividido en áreas de producción de madera (37 por ciento), áreas de conservación estricta (36 por ciento), áreas de restauración (5 por ciento) y áreas agrícolas y de otros usos (22 por ciento). Este territorio forestal, es altamente productivo, ya que en un periodo de 20 años, ha producido aproximadamente tres millones de toneladas métricas de madera. En los años 90, el Programa de Desarrollo Forestal Comunitario apoyó la diversificación de la producción del bosque hacia ecoturismo y embotelladoras de agua de manantial.
La SNO no sólo presenta manejo de bosques de pino-encino. Una extensa área mantiene bosques mesofilos de montaña, sobre todo en las laderas de la vertiente del Golfo de México, que no tienen aprovechamiento comercial. Esta área incluye la mayor extensión de bosques mesofilos conservados en México. Un estudio de la cobertura de 17 comunidades (110 mil 150 hectáreas) en esta región, mostró que se mantuvo 90 por ciento de la cubierta. Esta área es casi equivalente a la Reserva de la Biosfera El Triunfo, en Chiapas (119 mil 177 hectáreas).
Esta combinación de aprovechamiento y conservación forestal es inusual a escala mundial; pero es posible porque en la región existe una fuerte gobernanza comunitaria, vigor empresarial comunitario y soporte con programas gubernamentales. Históricamente, gran parte de estos bosques se conservaron pasivamente, porque había muy baja densidad poblacional y baja aptitud agrícola, por la prevalencia de laderas empinadas. Sin embargo, desde la década de los 80, el manejo comunitario fue más activo y ha operado con distintos esquemas (empresas forestales comunitarias, ordenamientos territoriales comunitarios, áreas destinadas a la conservación, pago por servicios ambientales y estatutos comunitarios). En estas comunidades, tanto la cultura de forestería industrial y una cultura de conservación forestal han llegado a ser parte de la cultura tradicional
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Las comunidades no son utópicas. La prevalencia del bosque también se debe al abandono agrícola a gran escala debido a la emigración, ya que la densidad poblacional de la mayoría de las comunidades ha disminuido en las últimas décadas, y al menos una es amenazada por la minería. Muchas comunidades aún dependen de la agricultura de subsistencia para complementar sus ingresos del bosque, y los bosques les hacen ricos. Sin embargo, las empresas forestales comunitarias generan cientos de empleos y mucha gente puede permanecer en sus comunidades en lugar de migrar. El reconocimiento internacional de la SNO, como un modelo global, necesita ser complementado con mayor reconocimiento nacional de los logros de estas comunidades y de otras regiones forestales comunitarias de México.
* Florida International University. Editor del libro The Community Forests of Mexico