15 de septiembre de 2018     Número 132

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Los desafíos para la agroecología frente
a la concentración de tierras en Brasil

Diógenes Rabello [email protected]


Campo brasileño: campo de batalla. FOTOS: Diógenes Rabello

Desde su formación, Brasil guarda características de explotación capitalista de la tierra. El resultado de este proceso es el mantenimiento de la estructura de la tierra basado en el latifundio y la concentración de la tierra, y es impulsado por alianzas entre capitalistas y latifundistas. Mientras que el agronegocio se desarrolla sobre la base de la explotación capitalista de la tierra donde la producción generada sirve para enriquecer las grandes compañías multinacionales, suprime otras formas de organización de la sociedad, como el campesinado, por ejemplo.

Por lo tanto, el campo está controlado por estructuras políticas y económicas basadas en la búsqueda del lucro a través de altos niveles de explotación de los recursos naturales. Esto genera problemas de orden social y ambiental. Por un lado, los procesos de degradación del medio ambiente se intensifican cada vez más; por otro, concentrar la tierra significa que miles de familias campesinas están en un proceso histórico de lucha por el acceso a la tierra, pues se les ha negado el derecho a vivir y reproducirse en su territorio.

La convivencia entre los latifundistas y campesinos genera conflictos. Estos conflictos surgen de la lucha por la posesión de la tierra, donde muchos sujetos organizados en movimientos rurales cuestionan las estructuras dominantes de poder y luchan por la democratización del acceso a la tierra. Hay también conflictos encubiertos, que se caracterizan por las estrategias operativas de las empresas capitalistas, que extraen beneficios por la explotación de la tierra mediante el uso intensivo de pesticidas, la deforestación, el uso irracional e incontrolado de agua y otros recursos. 

Para las familias y comunidades campesinas, las amenazas y los conflictos se producen, sobre todo, al momento de garantizar su permanencia en la tierra con las condiciones concretas de reproducción socio-territorial que necesitan y esto lleva a cuestionar la acción del Estado, limitada en la generación y aplicación de políticas públicas  con fondos públicos para garantizar el trabajo de estas familias, y también lleva al enfrentamiento con el capital productor de commodities agrícolas que amenazan y suprimen la posibilidad de trabajo de los sujetos del campo.

La agroecología en el campo de batalla

Vivimos una lucha histórica protagonizada por los sujetos del campo que producen resistencia en la tierra a partir de la agroecología. A través de la organización y las formas de agricultura basado en los principios de la agroecología, las familias que viven en el campo están cuestionando estas estructuras de poder, mientras que realzan la idea de que son los grandes responsables de la producción de alimentos sanos y diversos para la sociedad. 

La agroecología se ha concebido como una forma de romper los patrones de producción y productivistas envenenados. Se le ve cada vez más como un medio para facilitar el desarrollo en el campo, para permitir la reproducción del campesinado, manteniendo el equilibrio entre el desarrollo económico, la calidad social y ambiental y el uso de buenas prácticas, que descartan el uso de pesticidas en la producción de comida sana.

La agroecología es un contra-modelo para la agricultura creada por la Revolución Verde, adoptada por el Estado, que se caracteriza por la monopolización de la tierra y el proceso de mercantilización de la agricultura basada en el monocultivo y el uso intensivo de pesticidas.


El tamaño de Brasil posibilita que la agroecología se desarrolle con estrategias distintas en cada región.

Las discusiones sobre agroecología en Brasil empiezan en la década de 1960, cuando empiezan a darse movimientos que cuestionaban la agricultura de aquel momento. Estos movimientos comenzaron a ser protagonizados por organizaciones de agrónomos que proponían debates del marco ecológico para impugnar los patrones tecnológicos de la agricultura. José Lutzemberger, ingeniero agrónomo, fue uno de los más críticos en la década de 1970 contra modelo agrícola que causa la degradación ambiental. 

Uno de los marcos de este momento fue la publicación del Manifesto Ecológico Brasileiro (1976), de Lutzemberger, en el que presenta los efectos negativos de la mecanización de la agricultura, el cultivo de semillas transgénicas y la dependencia de los plaguicidas en los cultivos. A partir de ahí, diversos trabajos eran publicados o traducidos al portugués, y comenzaron a guiar las discusiones de emergencia de una agricultura basada en la ecología, contraria al productivismo mecanizado.

Las dimensiones territoriales brasileñas posibilitan que la agroecología se desarrolle con estrategias distintas para cada región. Las divisiones regionales en Brasil mantienen espeficidades geográficas y sociales únicas, y cómo cada uno se relaciona con el campo se refleja en la diversidad de temas e identidades y tipos de trabajo con la tierra para la producción de alimentos. Por eso entendemos que la agroecología es una estrategia de reproducción del sujeto del campo que se relaciona de forma específica para cada identidad y en cada territorio. En este sentido, se contrapone a la idea de los paquetes tecnológicos que entorpecen y suprimen las formas de organización del trabajo campesino.

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