Bengalas en el cielo es el título de la obra que dio origen a la película Rojo amanecer dirigida por Jorge Fons, la cual fue filmada tras una dura época de censura, en la clandestinidad absoluta y con muy poco dinero.

Guadalupe Ortega y Xavier Robles, escritores de la emblemática historia coincidieron en señalar que la investigación sobre lo sucedido, el trágico 2 de octubre fue una ardua labor puesto que no existía información en las hemerotecas del país, porque todas la notas habían sido recortadas a navaja. El trabajo se realizó en torno a testimonios de amigos y sobrevivientes, además de recurrir a algunos libros.

Aunque Bengalas en el cielo se empezó a gestar a principios de la década de los años 70, la película realizada por Fons se filmó en 1989 con el apoyo incondicional de María Rojo quien fue motor de esta historia convertida en película.

Cuando comenzó el rodaje no dimos ni una nota a la prensa; incluso, en la cinta sólo actuaron los hijos de María Rojo, Héctor Bonilla, Marta Aura, nuestra hija Paloma, además de los hermanos (Bruno y Demián) Bichir y con apoyo económico del mismo Bonilla y Valentín Trujillo, recordó Xavier Robles.

Ni aprobada, ni prohibida

Antes de la proyección de Rojo amanecer, la tarde del miércoles, en el auditorio de la Casa de las Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México, en Coyoacán, los autores explicaron: “Sacamos dos copias de la cinta: una se fue derecho a una caja fuerte en Los Ángeles y la otra la mandamos a Gobernación. La película estuvo enlatada, lo cual quiere decir que ni estaba autorizada ni prohibida, y ahí podía estar muchos años, como sucedió con La sombra del caudillo de Julio Bracho”.

Ante esto “hicimos una denuncia en la Sociedad General de Escritores de México y con el apoyo de los medios se dio a conocer a la opinión pública que Rojo amanecer estaba enlatada. Luego hubo una intensa campaña de prensa, declaraciones y mutismo de funcionarios, hasta que la decisión se tomó en Los Pinos tras una proyección privada de la cinta a Carlos Salinas de Gortari, quien estuvo acompañado por el Estado Mayor Presidencial y la inteligencia mexicana. Ahí estaban todos los intelectuales del régimen y del sistema”.

Agregó: Finalmente, Salinas autorizó la proyección de la película, que se exhibió inmediatamente, aunque el Estado Mayor pidió seis cortes, todos alusivos al Ejército. Pero, agregó Robles, la versión original siempre estuvo íntegra, gracias a la copia que estaba en Los Ángeles. Rojo amanecer se llevó varios Arieles y reconocimientos.

Sobre el 2 de octubre de 1968, Xavier Robles sostuvo: En primer lugar eso fue un genocidio que no ha sido castigado ni siquiera llevado a los tribunales. Todo mundo sabe que el máximo represor sobreviviente se llama Luis Echeverría y parece que va a morir tranquilamente en su casa sin que nadie lo culpe ni lo juzgue por estos criminales sucesos.

Reflexiones

Prosiguió con una segunda reflexión: El movimiento se debió haber replegado sobre todo después de la marcha silenciosa; era momento de retroceder. Lo que sí está confirmado es que había pláticas con el gobierno y hubo traición y felonía.

Otro aspecto a destacar es que el Ejército no debe ser ocupado en labores de policía, porque una se supone está entrenada para detener con respeto a los derechos humanos y, el otro para destruir y acabar con el enemigo.

Desde hace décadas hasta la fecha, dijo el escritor, tenemos decenas de casos de represión fuerte y grave, con infinidad de masacres, como las ocurridas en Aguas Blancas, Acteal o los desaparecidos de Ayotzinapa, entre otros. Para erradicar estas tragedias se necesita la acción colectiva, así como combatir la corrupción y la impunidad.

Si queremos transformar al país, puntualizó Xavier Robles, por más buena voluntad que tenga Andrés Manuel López Obrador, si el pueblo no lo ayuda, no va salir adelante, porque además hay un montón de personas ligadas al nuevo presidente que también están con el antiguo poder. Entonces tendremos que bordar con hilos de oro y tejer la realidad que queremos. No creo que se haga un cambio en seis años, pero se podrían establecer las bases para una nueva sociedad y un nuevo país.