La comisión investigadora de la caída del avión de Aeroméxico ocurrido en Durango el 31 de agosto pasado informó que al principio la aeronave fue tripulada por un piloto en entrenamiento hasta que el comandante le pidió los controles, pero, enfatizó, esa no fue la causa del accidente.

Destacó que la línea de investigación más firme es la presencia de una microrráfaga, que se presentó cuando el avión había sido autorizado a despegar, y aseguró que de acuerdo con diversas simulaciones, ninguna tripulación tuvo un resultado diferente.

Las autoridades nacionales y extranjeras que integran la comisión señalaron que no hay indicios de fallas técnicas ni humanas, y destacaron que emitirán una circular para que Aeroméxico y todas las aerolíneas sean más estrictas respecto de la presencia de personal en entrenamiento en las cabinas y que en ellas no haya distractores.

Señalaron que de encontrarse elementos suficientes habrá una sanción administrativa para los pilotos por no informar del elemento en entrenamiento, pero, acotaron, ese no es motivo para que la aerolínea pierda la concesión.

Destacaron que ya se comenzaron todos los procedimientos administrativos para ahondar en la investigación.

La Comisión integrada por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM), IATA, Aeroméxico, la FAA y la NTBS de Estados Unidos detallaron que el avión tomó pista y después de recorrer alrededor de mil 200 metros se presentó un cambio metereológico abrupto y el ala izquierda tocó la orilla de la pista, lo que provocó que se desprendieran los dos motores y que la aeronave derrapara y se incendiara mientras tripulación y pasajeros desalojaban.

Encabezados por el titular de la DGAC, Luis Gerardo Fonseca Guzmán, recordó que el 31 de julio de 2018 la aeronave Embraer 190, matrícula XA-GAL, de Aeroméxico Connect, que cubría el vuelo Durango-Ciudad de México con 99 pasajeros a bordo y 4 tripulantes, sufrió un percance durante la trayectoria de despegue.