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El estrés afecta la salud de delfines en cautiverio, señala investigación

Es una reacción natural, asegura experto a cargo de otro análisis

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▲ Delfín mular del Indo-Pacífico en el acuario World Sentosa de Singapur, el lunes pasado.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de septiembre de 2018, p. 2

Organizaciones no gubernamentales dedicadas a la protección de animales afirman que mantener delfines en cautiverio tiene consecuencias negativas para su salud, algunas de ellas derivadas del estrés; sin embargo, el especialista Horacio Jesús de la Cueva sostiene que la tensión es una reacción natural y adaptativa de los animales ante circunstancias consideradas amenazantes.

La organización internacional Whale and Dolphin Conservation (WDC) señala que en la naturaleza los delfines nadan más de 150 kilómetros, mientras en cautiverio tienen un espacio limitado que les impide comportarse de manera natural.

El estrés mental, emocional y físico que un delfín sufre en cautiverio puede debilitar su sistema inmune y dejarlo propenso a enfermedades. Es decir, si en confinación se mantienen libres de depredadores, contaminación y otras amenazas, mueren mucho antes de lo que lo harían en libertad. Incluso la tasa mortal de sus crías también es más elevada, advierte la organización.

De la Cueva, especialista del Departamento de Biología de la Conservación del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, tras realizar una serie de estudios mencionó que el estrés es una reacción natural y adaptativa que desencadena la activación del sistema endocrino y, a su vez, impulsa al animal a actuar: huir o atacar.

Esta reacción segrega hormonas; la más importante es el cortisol, con la que se puede medir el cambio. Si el estrés es continuo, habrá segregación permanente y daño al organismo, además de problemas en el sistema inmunológico y otras cuestiones asociadas a esta constante tensión.

Esta investigación se realizó en Dolphin Discovery, en Quintana Roo, donde se tomó una muestra heterogénea: 18 delfines de edades desde tres hasta más de 20 años, machos y hembras, algunos nacidos en libertad y otros en cautiverio.

A cada delfín se le extrajo sangre cuatro veces al día, una tras cada actividad de nado con humanos. Las muestras se sometieron a análisis clínico similar al que se practica a las personas, sumado a los estudios para conocer niveles de cortisol y ácido láctico.

Como control, un grupo de delfines fue sometido a las mismas pruebas, pero sin realizar nado con humanos. Las muestras de ambos grupos fueron comparadas.

La evidencia científica dice que en esas circunstancias, en ese acuario, no se pudo demostrar que hubiera daño instantáneo o permanente a esta combinación de delfines, aseguró De la Cueva.

Otra variable en la investigación con Dolphin Discovery (que ofrece en sus instalaciones un programa de cuatro sesiones de nado al día con estos mamíferos) fue si había diferencias entre los delfines que viven en instalaciones abiertas en contacto con el mar y aquellos que habitan en instalaciones cerradas, pero en esta variante tampoco se encontró registro de estrés.

Espacios cerrados o abiertos

Pero por otra parte, Marta Catalina Romano Pardo, especialista del Departamento de Fisiología Biofísica y Neurociencias del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, unidad Zacatenco, en colaboración con investigadores de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México, midió con un método no invasivo los niveles de cortisol en delfines en cautiverio.

Empezamos trabajando con delfines en cautiverio, en los cuales mediamos el cortisol en la saliva. Los animales son entrenados para que no estén asustados; los entrenadores los educan para que abran la boca y nosotros tomamos con un hisopo un poco de saliva y en esa saliva medimos el cortisol, describió.

Uno de los estudios se centraba en comparar los niveles de cortisol, como referente de la presencia de estrés, entre delfines que se encontraban en espacios pequeños y cerrados y los que estaban en amplias áreas abiertas al mar.

Según los resultados, los animales en delfinarios abiertos presentaban niveles más bajos de cortisol, a diferencia de aquellos que habitaban en espacios cerrados; además, en los lugares abiertos los ejemplares no desarrollaban conductas anormales, como el nado en círculo.

Para Romano Pardo es importante que los animales se mantengan en delfinarios abiertos, ya que en los espacios pequeños desarrollan conductas distorsionadas y presentan altos indicadores de estrés. Además, considera que para ello es necesario que haya normas oficiales explícitas.